tag:blogger.com,1999:blog-59938665170213461162023-11-16T04:18:39.132-08:00Palabras bajo las estrellasRaúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.comBlogger115125tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-38510482034289209982021-03-07T06:34:00.007-08:002021-03-07T06:37:15.668-08:00Nueva novela — El cazador de silencios<p> Muy buenas, <i>blogonautas</i> y feliz 2021.</p><p><br /></p><p>Lo sé, ya es Marzo, pero es que no he tenido mucho que contar hasta ahora. He comenzado a escribir una novela. Espero que sea corta, porque este año mi prioridad es acabar la segunda parte de <i>Fuego y Ceniza</i>, la historia de fantasía épica que tanto disfruté escribiendo y que se merece un final en condiciones en forma de segunda y, creo, última parte. Antes, eso sí, esta historia de fantasmas, vampiros y demonios donde un cazador, Robert Hunt, al más puro estilo John Constantine, no tendrá más remedio que enfrentarse a ellos y darles caza. Es una novelita light, sin muchas pretensiones, casi un ejercicio para desoxidarme y disfrutar escribiendo antes de ponerme más serio. Calculo que estará entre las 25—40k palabras e irá directamente a Amazon.</p><p>Como ya he hecho con anterioridad, la iré subiendo al blog hasta que esté casi terminada, por si alguien se anima a leerla y me echa una mano pillando los posibles fallos. Sin más, os dejo con el primer capítulo de <i>El cazador de silencios.</i></p><p><i><br /></i></p><p><b>1</b></p><p><b><br /></b></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">La mañana es fría y desapacible. El cielo está asediado por nubes grises que amenazan tormenta. De un momento a otro, comenzará a llover. Robert Hunt está de pie, con las manos en los bolsillos de la gabardina, mascando tabaco indio de importación. Mira con ojos cansados, apenas abiertos, a dos lápidas muy juntas. El aire huele a hierba fresca, a naturaleza. Si se ignoran las tumbas, que se esparcen como fichas de dominó sin orden ni concierto por todas partes, el cementerio de Highgate es un bosque de una belleza incalculable. Los pájaros cantan, en una tonalidad armónica, una melodía que honra de forma constante a los muertos. A Robert le gusta estar allí. El camposanto, tan amplio que rara es la vez en la que se cruza con alguien, le transmite la paz y el sosiego necesarios para no darse por vencido y cortarse de una vez las venas, a pesar de que, como muy bien sabe, aquello le condenaría a una eternidad de sufrimiento y tortura entre las llamas del infierno. «Apuesto a que os morís de ganas de tenerme por allí abajo», dice mientras patea el suelo como si llamase a una puerta imaginaria. Sonríe con amargura. Después suspira, cierra los ojos del todo y se da la vuelta, camino de la entrada. </span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">A lo lejos, aprecia la silueta de una niña con un vestido negro de volantes y labios pintados de azul. Tiene una rosa negra entre la manos. Mueve los labios aunque, desde aquella distancia, Robert Hunt es incapaz de descifrar las palabras. Está de pie, estirada como un palo, frente a una estatua que representa a un ángel caído. «Supongo que los padres estarán cerca o, quizá, sea a ellos a quien esté honrando». Chasquea la lengua, disgustado. Dios tiene un macabro sentido de la responsabilidad. Camina despacio, con la parsimonia de quien no quiere marcharse pero, sin embargo, no tiene más remedio. Árboles altos y retorcidos, algunos frondosos y exuberantes, otros secos y tan muertos como los huéspedes del lugar, lo acompañan en su deambular. También ardillas, insectos, escarabajos y gatos. No tarda en alcanzar la caseta de pago e información y la puerta enrejada que lo devolverá al mundo civilizado, a aquella mañana gris, tan londinense, del nueve de noviembre de mil novecientos ochenta y nueve. Antes de llegar a la diminuta edificación, escupe el tabaco sobre un arbusto cuyo ramaje, semejante a brazos de color verde, abraza a una lápida desgastada por las lluvias y los años en cuya superficie ya no se aprecia el nombre de su inquilino, borrado para siempre de la memoria y la historia.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">—Robert, ¿ya te marchas? —pregunta David Sargeant, el <i>cuidador del cementerio</i>, como él mismo se define, con un marcado acento irlandés.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">Está sentado en el interior de la garita, fumando en pipa. A pesar del ambiente frío, el celador va en mangas de camisa. Blanca, impoluta. También los pantalones marrones de pana están muy bien planchados, sin una sola arruga. Los zapatos son negros, relucientes. Lleva una boina calada de color marrón, a juego con los pantalones. Rondará los sesenta. El pelo canoso, abundante. Un rostro sereno, a medio cubrir por una barba larga pero muy poco espesa, como si la calvicie que no le había afectado a la cabeza hubiese atacado con fiereza a un enemigo tan poco habitual. </span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">—Sí, por desgracia tengo cosas que hacer. Si no, ya sabes que me pasaría aquí el día entero —responde Hunt, escueto como siempre, mientras se masajea las cejas, un gesto muy característico en él.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">El guardián pone los ojos en blanco, asiente.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">—Ya. El mundo sigue su ritmo y no nos queda otra que acostumbrarnos. Sin embargo, no diré que te envidio. Si he de serte sincero, prefiero el silencio de los muertos. Ellos no se quejan ni te desvelan por las noches. —Guarda silencio unos segundos, da una chupada a la pipa, se despide—: En fin, Robert, vuelve cuando quieras. Mañana, como siempre, les llevaré flores a su mujer y su hija.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">—Nos vemos pronto, David. Gracias.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">Robert Hunt se toca el sombrero borsalino como despedida y, todavía con las manos en los bolsillos, sale a la calle, a la empinada cuesta que lo llevará al Village. Una pareja de ancianos camina por la acera de enfrente, agarrados entre sí y manteniendo una conversación en susurros. De fondo, el ruido de la ciudad. Rodaje de coches y autobuses, gritos. Al final de la cuesta, aparcado sobre la acera, su viejo Buick Regal del setenta y cinco. Negro metalizado, con capota terminada en un blanco mate. Largo, muy largo, demasiado para el estilo inglés, pero muy del gusto americano, tan propio de su añorada Alabama. Hace demasiados años que no pisa suelo estadounidense y, a veces, la nostalgia y la morriña regresan como un derechazo al mentón. Cuando llega hasta el coche, dos críos lo están observando entusiasmados, sonrientes, mientras toman fotografías con una Polaroid. El coche suele provocar estas reacciones, sobre todo entre los más jóvenes y a Robert no le importa lo más mínimo, siempre y cuando respeten el vehículo. Por suerte, nunca ha tenido que lidiar con actos de vandalismo de este tipo.</span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">Con la mirada perdida en el horizonte, Robert saca las llaves del bolsillo trasero del pantalón vaquero y se apoya sobre la capota cerrada del Buick. Los chicos saludan a Hunt con un gesto de cuello y se largan de allí a todo correr. Hunt se permite sonreír. Una lluvia fina e impertinente ha comenzado a caer ya con desgana, sin motivación aparente. «Es hora de volver a casa». Luego, se mete en el coche, se quita el sombrero y la gabardina, lanza ambos a los asientos traseros, gira la llave y pone en marcha el motor, que ruge con fuerza, desatado. La potencia del Buick capta la atención de varios transeúntes, quienes le dedican miradas varias que van desde el enojo a la admiración o la envidia. Antes de partir echa un último vistazo a las carreteras estrechas, empinadas, bordeadas por casas victorianas y tiendas de diverso tipo: de ropa, cafés, supermercados. Cerca, una librería; algo más lejos, un colegio. Mete primera y arranca chirriando rueda. Enfila el camino en dirección a East Finchley, donde tiene su residencia, un piso de una habitación en la tercera planta de un bloque de pisos sin personalidad. </span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">Antes de abandonar Highgate Village, Hunt clava los ojos en el espejo interior del automóvil. La figura de una atractiva mujer rubia embutida en un abrigo rojo que se descuelga hasta debajo de las rodillas se dibuja en la superficie acristalada. Ella lo mira, distante pero amenazadora y desafiante al mismo tiempo y Robert Hunt, al encontrar aquella mirada, nota cómo se le sube el corazón a la garganta. Los ojos de la mujer son negros como el corazón de Robert, ése que ya no late en el interior de su pecho. Un negro demasiado oscuro para ser natural y que ha visto tantas y tantas veces en el otro lado del espejo. «Qué coño, eso es imposible. Ellos no pueden estar aquí, son incapaces de cruzar a este lado», piensa, aturdido y asustado. </span></p><p style="font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; text-align: justify; text-indent: 18px;"><span style="font-size: medium;">Cuando vuelve a mirar, la mujer ha desaparecido. </span></p>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-39180911483688260812020-11-16T23:56:00.003-08:002020-11-17T00:03:32.544-08:00Nanowrimo - 17 de Noviembre de 2020Buenos días, <i>blogonautas</i>. <div><br /></div><div>Sigo a tope con el <b>Nanowrimo</b>. Ya terminé el primer relato de terror enmarcado en El Club del Misterio (21500 palabras) y ya estoy enfrascado con el segundo, del que llevo algo más de 12000. Superada mi meta inicial que eran las 30k. voy lanzando a por el objetivo <i>impuesto</i> por el evento, las 50k. Voy a llegar seguro, por muchos motivos, pero el principal es porque estoy disfrutando mucho escribiendo este tipo de relatos sencillos de estilo juvenil. Como dije desde el principio, la referencia es <i>Pesadillas</i> o <i>Historias de la Cripta</i>. Según me ha dicho mi más fiel lector beta, el efecto está logrado. </div><div><br /></div><div>Escribo cada día y, por supuesto, tiré por el retrete mi vieja regla de 1000 palabras al día, por exigencias del guión, claro. Ahora, mínimo, me voy hasta las 1500. Lo estoy llevando muy bien. Sigo sin forzarme demasiado (a veces lo hago en dos tandas), y la historia no se resiente en calidad, de hecho, no noto diferencia alguna. </div><div><br /></div><div>Estoy disfrutando como un enano del <b>Quwerkywriter S</b>. El teclado es pura inspiración. Creo que verlo sobre el escritorio, su mera presencia, me invita a sentarme y darle de manera compulsiva a las teclas. A escribir historias. A veces, sentirse agusto escribiendo es la mejor excusa para hacerlo. </div><div><br /></div><div>Un último apunte. Cambié de Mac para escribir. De un Mini de 2010 a uno de 2018. El cambio me ha salido por 200 libras y, así, me despreocupo de quedarme obsoleto; además, claro está, de ganar fluidez y velocidad. Me gusta mucho la nueva máquina, cumple muy bien con su cometido. </div><div><br /></div><div>Nada más. A quienes estéis dándole caña al <b>Nano</b>, mucho ánimo y fuerzas. ¡Se puede!
<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvS9o23KxugqECamZdyb6V5IqJ5EZ_pSNhE9v9CqgCbpl0vkQduuALbSxRoWLNPnS25GH4CmTjvMA4PhpDfAnEDwxqPJE3M8tP99eAIyI19N2lTKnGS4NL8YQprFaDlABf7ikrq7cva04/s2048/IMG_3186.JPG" style="display: block; padding: 1em 0px; text-align: center;"><img alt="" border="0" data-original-height="1530" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvS9o23KxugqECamZdyb6V5IqJ5EZ_pSNhE9v9CqgCbpl0vkQduuALbSxRoWLNPnS25GH4CmTjvMA4PhpDfAnEDwxqPJE3M8tP99eAIyI19N2lTKnGS4NL8YQprFaDlABf7ikrq7cva04/s400/IMG_3186.JPG" width="400" /></a></div></div>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-43076413833479100632020-11-04T09:06:00.003-08:002020-11-04T09:06:24.398-08:00Qwerkywriter S<p> Buenas tardes, <i>blogonautas</i>,</p><p><br /></p><p>Ya está aquí. No hubo gafe esta vez ni el vendedor se descolgó con un precio ridículo, de hecho, creo que es demasiado bajo. Si quisiera, podría venderlo hoy mismo y sacar unas cien libras de beneficio. Pero no es el caso, porque ya he caído enamorado del teclado. Es como escribir en una máquina de escribir. De las modernas, eso sí. Las antiguas eran mucho más duras y éste, a fin de cuentas, es un teclado mecánico como puede ser cualquiera de los denominados <i>gaming</i>.</p><p>Dicho esto, se siente muy bien escribir en él. Las novelas a partir de hoy van a surgir solas :) Ver el teclado descansando en el escritorio inspira, en serio. Una pasada. Como ya dije, ahora que estoy centrando por completo en mi carrera como escritor era un capricho que me apetecía darme, siempre y cuando lo encontrase al precio adecuado. Ese día, por suerte, ha sido hoy.</p><p>Os dejo un par de fotos con el <i>bicho</i> ya instalado.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE5ZH6veJPHx-Mq5SGiw9atIoy48qVv3BC30fT4sxWaewajVrSGr7hGvWnZNyFU1q7hY6uTCBMBCZ_7WKViIyiVh67HagtFgnfJZ79z3SWPK9z4adPeFT2kdDva5Bb-N7pys0ai3MkK5I/s2048/IMG_20201104_155726.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE5ZH6veJPHx-Mq5SGiw9atIoy48qVv3BC30fT4sxWaewajVrSGr7hGvWnZNyFU1q7hY6uTCBMBCZ_7WKViIyiVh67HagtFgnfJZ79z3SWPK9z4adPeFT2kdDva5Bb-N7pys0ai3MkK5I/s320/IMG_20201104_155726.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6rrzGRXWynXYZLOcIawIv7OqsZYeT0Lti4IQWhn0hbqUJPJip-7I6MgU469cRF7x4_xvotmyQRJRmjCfUiyA_yJt_pSvphxumUsupuBMK6jVg3v86Fg7DdaisG5EVpjwZwfWt3qtdMFU/s2048/IMG_20201104_162348.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6rrzGRXWynXYZLOcIawIv7OqsZYeT0Lti4IQWhn0hbqUJPJip-7I6MgU469cRF7x4_xvotmyQRJRmjCfUiyA_yJt_pSvphxumUsupuBMK6jVg3v86Fg7DdaisG5EVpjwZwfWt3qtdMFU/s320/IMG_20201104_162348.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Un saludo enorme.</p><p><br /></p>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-63491190545349357682020-11-02T19:22:00.004-08:002020-11-02T19:22:52.581-08:00Nanowrimo - día tres<p> Buenas madrugadas, <i>blogonautas</i>.</p><p style="text-align: justify;">Tercer día del Nanowrimo. Empecé ayer, ojo, pues el fin de semana me tocó currar. Ahora, por desgracia, me voy a tirar un mes encerrado porque el inútil de Boris Johnson ha decidido que hay que hacer un lock down de nuevo por un mes. Así que, como no hay mal que por bien no venga, voy a tener el tiempo, más o menos (soy padre de Itzan, una hermosura de poco más de cuatro meses que me come el tiempo y la energía), para centrarme en escribir y, por supuesto, en cumplir con el objetivo de hacer el Nanowrimo.</p><p style="text-align: justify;">Como ya os he contado y, además, podéis encontrar los primeros capítulos en el blog, estoy escribiendo una historia de terror juvenil muy del estilo de <i>Pesadillas</i> de R.L Stine. Al estar orientada a un público adolescente, adulto joven, no será una novela muy larga. Calculo que andará entre las quince mil y las veinticinco mil palabras. En que la acabe, me pondré con la segunda parte de la novela de fantasía épica en un intento desesperado por alcanzar las cincuenta mil que marca el objetivo del Nano.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7ey1lkeAzxFMKJ3S-4B8yKrpAA7b7bCwXwncfn0pWhN3rw94Y3o0u-sojAs2arx28D8GVNCdkm2wcbmmuHp4DRpIubKZPr_MRjbPZ-2y4egjljrZCW_i0RAZuBAYe3oNsiHjX2_G5Yfg/s640/247047141_4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7ey1lkeAzxFMKJ3S-4B8yKrpAA7b7bCwXwncfn0pWhN3rw94Y3o0u-sojAs2arx28D8GVNCdkm2wcbmmuHp4DRpIubKZPr_MRjbPZ-2y4egjljrZCW_i0RAZuBAYe3oNsiHjX2_G5Yfg/s320/247047141_4.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Por cierto, creo que, por fin, he encontrado un Qwerkywriter S a un precio razonable, muy lejos de los precios que uno encuentra en la web. Por debajo de las cien libras, pero no quiero hablar mucho sobre ello para no gafarlo. Ojalá salga bien y pueda terminar el proyecto en que estoy metido en semejante maravilla de teclado mecánico tan ideal para escritores nostálgicos como yo. Es una versión UK, pero, bueno, estoy acostumbrado a usar el teclado inglés en español, pues apenas tengo que mirar a las teclas para escribir (<i>demasiadas</i> novelas escritas ya)</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHBYtT8k1ooHx-phw4im_gXjXeA7q6jMBR6cl7MWKgkp_4swK98rWEB9Kqf7wgJxNJ6DNLUuhlfaNitcfPAwStKuoK4Ph1k6Vk1ery2vFJy2EQfBor0IugO_kWDKAdkJphfMPPWzLQGPQ/s1366/Qwerkywriter-S-The-stylish-mechanical-keyboard-that-wanted-to-be-a-typewriter.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1366" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHBYtT8k1ooHx-phw4im_gXjXeA7q6jMBR6cl7MWKgkp_4swK98rWEB9Kqf7wgJxNJ6DNLUuhlfaNitcfPAwStKuoK4Ph1k6Vk1ery2vFJy2EQfBor0IugO_kWDKAdkJphfMPPWzLQGPQ/s320/Qwerkywriter-S-The-stylish-mechanical-keyboard-that-wanted-to-be-a-typewriter.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Nada más, por el momento. Portaos bien y nos vemos por aquí. Al menos hasta que vuelva a Twitter a finales de Noviembre.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Un abrazo.</div><br /><p style="text-align: justify;"><br /></p>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-29711196603536062382020-10-31T03:16:00.003-07:002020-10-31T03:19:17.641-07:00Nanowrimo<p style="text-align: justify;">Este año voy a hacer la Nanowrimo. Para los que no sepáis lo que es... Bueno, es una <i>americanada</i> que consiste en escribir una novela en un mes, en Noviembre, para ser más exactos.</p><p style="text-align: justify;">Hay quien hace Prektober y un montón de gilipolleces varias para justificar su falta de carácter, consistencia o talento. En mi caso, me voy a limitar a escribir todos los días del mes, a ver hasta dónde llego. Estoy inscrito en la <a href="https://nanowrimo.org/participants/raul-frias" target="_blank">web</a> del evento, donde podréis ver mis avances. La web marca las 50k. palabras, pero no creo que vaya tan lejos. Creo que es más realista alcanzar las 30k., lo que no está nada mal, por otro lado.</p><p style="text-align: justify;">Estoy escribiendo una historia de terror juvenil que ya he empezado, muy al estilo <i>Pesadillas</i> o <i>Historias de la Cripta. </i>Como creo que no será muy larga, en que la acabe, empezaré con la segunda parte de la novela de fantasía épica, en este caso <i>Agua y Barro</i>.</p><p style="text-align: justify;">Para estar más centrado, me he quitado Twitter este mes que estaré escribiendo como un loco, pero es temporal, volveré. Lo necesito para mantenerme dentro del mundo real y para seguir mis cosas sobre literatura y cartas Magic.</p><p style="text-align: justify;">Como último apunte, estoy a la caza y captura de cualquiera de estos dos teclados bluetooth de aire retro que me enamoraron desde que los vi y que ojalá tenga pronto. Es uno de esos caprichos de escritor de pacotilla. Son Elretron Penna y el Querkywriter S.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipvDsnXNTuaE1_ApwBS_k2fBAxhX-F0R9iMnVbECUtEMfCwzCCTWJ2hmIiFIC-W1L_2H7h5Jln3rBSjLRmPjZaiuk-yo3dvkGrLA6MIfvqDPhAN0jQbAwWPs4U2a2AInWn-c3v9NO3QiU/s1280/penna.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="160" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipvDsnXNTuaE1_ApwBS_k2fBAxhX-F0R9iMnVbECUtEMfCwzCCTWJ2hmIiFIC-W1L_2H7h5Jln3rBSjLRmPjZaiuk-yo3dvkGrLA6MIfvqDPhAN0jQbAwWPs4U2a2AInWn-c3v9NO3QiU/w284-h160/penna.jpg" width="284" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlbtuI-3wnkUjm3uk1MUGA2Ch8sRRcrqoiP74UJ4IGKylqj6YBIb5XtCD1YnAquEtaMLzls4UhlfhfYbmAJD1rEy3XZUXNn0WAlYKXDq4omuTxwl8ho7pGVFV8_THdrOHcNyOUH6AGq6k/s1366/Qwerkywriter-S-The-stylish-mechanical-keyboard-that-wanted-to-be-a-typewriter.jpg" style="clear: right; display: inline; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1366" height="159" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlbtuI-3wnkUjm3uk1MUGA2Ch8sRRcrqoiP74UJ4IGKylqj6YBIb5XtCD1YnAquEtaMLzls4UhlfhfYbmAJD1rEy3XZUXNn0WAlYKXDq4omuTxwl8ho7pGVFV8_THdrOHcNyOUH6AGq6k/w283-h159/Qwerkywriter-S-The-stylish-mechanical-keyboard-that-wanted-to-be-a-typewriter.jpg" width="283" /></a></div><br /><p>Un saludo, <i>blogonautas</i>.</p>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-12092326449638881332020-05-22T16:32:00.000-07:002020-05-22T16:32:21.953-07:00La ciudad en las estrellas Hola, <i>blogonautas</i>:<div><br /></div><div>Os comento. La historia sigue fluyendo a muy buen ritmo. Ya son 11.000 palabras escritas. Mi particular MayoWrimo improvisado sigue su curso y ya pasado mi margen para retirarme (las 10k) a tiempo, ya no hay vuelta de hoja.</div><div><br /></div><div>Estoy releyendo a Lovecraft, principal inspiración para el relato. Me encantan los Mitos y me están ayudando para dejar volar la imaginación y volverme un poco loco, no os voy a engañar. </div><div><br /></div><div>Lo mejor es que me estoy dejando llevar, improvisando, dejando que la historia fluya. Nunca he sido de pizarra y cartabón, pero esta vez estoy caminando sobre las olas del mar, a mi aire. Estoy entusiasmado.</div><div><br /></div><div>En fin. Quería deciros que no voy a subir más capítulos al blog. Desde hace ya un tiempo lo hago en Wattpad, que es una web para escritores que mola bastante. Podéis leerme y apoyarme allí.</div><div><br /></div><div>https://www.wattpad.com/user/Bukovy</div><div><br /></div><div>Un abrazo y, de verdad, espero que disfrutéis de la historia.</div>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-18195655165333718082020-05-13T10:44:00.000-07:002020-05-13T10:44:06.295-07:00La ciudad en las estrellas - 5Vamos con el quinto ya :)<div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">5<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Eres el escritor, ¿verdad?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La mujer aparece por una puerta muy bajita, tanto que tiene que agacharse. La deja entreabierta y, a través del resquicio, Itzan contempla un pasillo largo con paredes hechas con lo que parece barro. Un fuerte olor a azafrán se cuelo por los orificios de su nariz.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Lo soy –responde, escueto.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Sentada ya a su lado, la anciana saca dos cigarrillos liados de una cajetilla plateada abollada por todas partes y los sostiene sobre la palma de su mano derecha. Lleva un vestido amplio de color azul y una chaqueta marrón de lana. También unas alpargatas de color blanco. De cerca, a pesar de las arrugas y el deterioro provocados por los muchos inviernos, Itzan aprecia la belleza de la anciana, una belleza que un día estuvo ahí y de la que ahora quedan solo retazos, miradas furtivas a través del hueco de la cerradura.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Te he reconocido. Es la nuestra una ciudad pequeña. Todos nos conocemos. El hijo de. La hija de. El panadero, el pescadero. El que le pone los cuernos a tal, el que se arruinó jugando a las tragaperras. Ya sabes. –Hace una pausa, mira con fijeza los cigarros, sigue–: No te voy a negar que a mi edad y después del montón de extranjeros que han venido ya no me resulta tan fácil seguir la pista de la gente, sobre todo de los más jóvenes, pero, psss, aún me defiendo. Además, debo admitir que me gustan tus novelas y eso lo hace más sencillo, pues, por lógica, me suena tu cara. Estás en las solapas interiores de los libros, ya sabes. –Itzan asiente, sonriente–. Antes, en lo que me parece ya otra vida, era profesora de matemáticas para alumnos de secundaria. Pero, a pesar de mi pasión por los números, siempre me ha gustado leer y, sinceramente, tienes un talento natural para las letras, querido. La novela sobre los viajes espaciales y los misterios del planeta desértico es un despropósito en cuanto a números y teorías científicas, pero, en serio, ¿a quién le importa eso en una novela de fantasía? La historia engancha desde el principio y las resoluciones encajan bien, cerrando las puertas adecuadas y dejando ciertas ventanas abiertas para que sea el lector quien interprete qué y qué no es, qué y qué no ocurrió. La disfruté mucho, la verdad –sentencia la mujer.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan mira a la anciana con interés. No sabe muy bien cómo abordarla, aunque, en general, casi siempre le resulta agradable charlar con gente que ha leído sus libros. No con todos sus seguidores, claro, pues a veces aparece el sabelotodo de turno que conoce la historia mejor que el propio escritor y se queja de todo con la suficiencia que le otorga su sabiduría supina. Duda también sobre si tutearla o tratarla de usted, pero como la anciana lo ha tuteado desde el principio y no quiere ser descortés, decide copiarle el pronombre.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Siento lo de los números. Desde que sentí la necesidad de escribir quise probar con la ciencia ficción, pero, a diferencia de ti, las matemáticas no son lo mío. Creo que, ahora mismo, no sabría ni dividir una operación sencilla sin una calculadora a mi lado. No obstante, me alegro de que le gustase la historia. Fue mi primera novela, la escribí cuando tenía veintidós años. Un chavalín. Hace ya quince años. Joder, cómo pasa el tiempo –responde Itzan, saltando e hilando como puede los pensamientos que le vienen a la mente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La anciana sonríe, le entrega por fin el cigarrillo al escritor, se lleva el suyo a los labios y lo enciende, ofreciéndole fuego luego a Itzan, quien acepta y da las primeras chupadas al cigarro.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–El tiempo, ese bastardo escurridizo. –Suspira–. Qué me vas a contar a mí. Parece que fue ayer cuando recorría los campos siendo una cría y, agárrate al sillón, hace menos de dos semanas cumplí noventa y ocho años.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Se conserva bien para rondar el siglo de edad</span></i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">, piensa Itzan. Era evidente que aquella mujer tenía sus años, pero creyó que estaba en los ochenta o los rozaba, sin entrar en ellos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Noventa y ocho años. Impresionante. Dudo que yo llegue tan lejos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La anciana da una larga calada al cigarrillo, se toca el pelo, mal teñido de rojo, con las raíces plateadas asomando por todas partes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Eso no se puede saber. Mírame a mí. Estoy mejor ahora que cuando tenía cuarenta. He sobrevivido a dos maridos, a otros dos cánceres, que vienen a ser lo mismo –sonríe–, y a un millón de dolores en mil sitios distintos. A los noventa y ocho, ni siquiera los dolores se dignan a molestarme. Es como si, una vez has estado en la partida el tiempo suficiente y has superado sus pruebas, la naturaleza, Dios o quienquiera que cometiese el error de ponernos aquí, se aburriese de ti y te dejara a tu suerte, a ver qué ocurre. Y así estoy, a la espera del a ver qué pasa.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Vives sola? –pregunta Itzan, cambiando de tercio en la conversación.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Otra calada al cigarro, se ajusta la chaquetilla. Tiene los ojos oscuros, tan oscuros que, en aquella noche cerrada, parecen negros.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Más o menos. Mis dos hijas vienen a verme cada día. Como son mayores ya también, jugamos a las cartas, bebemos café y fumamos, a escondidas de mis difuntos maridos y de los suyos, todavía vivitos y coleando.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El escritor junta las manos y apoya los codos en las rodillas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–A decir verdad, me sorprende que fumes. No recuerdo haber visto a una mujer de tu edad fumando. Aunque, también es cierto que no había conocido a una mujer de noventa y ocho años antes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Ella se encoge de hombros y expulsa una bocanada de humo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–No debería, claro. El médico siempre me dice que estoy loca. A mis años fumando como una carretera. Que a quién se le ocurre. Pero yo le digo que soy un caso perdido, demasiado vieja para cambiar y, de todos modos, ¿no he vivido ya lo suficiente? ¿Por qué no disfrutar de los últimos coletazos a mi manera? ¿No te parece?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Es el escritor quien se encoge de hombros esta vez. No se le ocurre ninguna objeción que hacer al planteamiento de la anciana.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Es su vida y ha de vivirla como quiera. Con sus reglas, sus vicios y sus locuras. No seré yo quien le lleve la contraria.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Sobrevienen unos segundos de silencio, roto de pronto por el canto de algunos grillos, que han decidido aportar una melodía cacofónica de fondo. Los dos, escritor y anciana, fuman con calma, al amparo del olivo, bajo la noche fresca de mediados de verano.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Qué ocurrió? –pregunta ella, mirando a Itzan directamente a los ojos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El escritor, a pesar de la amplitud de la cuestión, sabe muy bien a qué se refiere. Afronta la mirada arrugada de la mujer, traga saliva, suspira y se prepara para relatar, una vez más, su trágica historia.<o:p></o:p></span></p></div>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-27110846362166442382020-05-11T13:24:00.000-07:002020-05-11T13:24:39.118-07:00La ciudad en las estrellas - 4Buenas tardes, <i>blogonautas</i>:<div><br /></div><div>Sigo cumpliendo. Capítulo 4 ya, casi cinco mil palabras. Siempre digo que si una historia llega hasta las diez mil, ya no hay vuelta atrás. Me gusta cómo va tomando forma, la verdad. Es pronto, pero tiene un rollo que me gusta. Veremos.</div><div><br /></div><div>Dentro capítulo.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">4<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La luna brilla en el cielo con insolencia, rodeada por un ejército de estrellas. Con la superioridad que le otorga su inalcanzable lejanía y estar protegida por aquellos fuegos fieles que iluminan la bóveda celeste con fulgores amarillentos. Itzan mira a su alrededor. La taza de café, todavía sin acabar. Las tejas negras, la ventana entreabierta, la fresca brisa que le acaricia la piel y eriza el vello de sus brazos y piernas. Es noche cerrada. Mira el reloj de pulsera, un Casio de color verde pistacho. En concreto, son las dos y cuatro minutos de la madrugada. <i>Un día de estos voy a tener una desgracia</i>, se dice. Lo de quedarse dormido en los tejados puede sonar poético y tal vez les funcione a los gatos, pero para un ser humano común y corriente como él, no deja de ser un peligro innecesario. El problema está en que no lo hizo a propósito. En un chasquido de dedos, Itzan pasó de la realidad tangible a la volatilidad onírica. Nota la cabeza despejada y se siente bien. Dormir sobre un tejado de duras tejas de cerámica le ha dejado mejor cuerpo que su <i>cómodo</i> sofá. Se levanta, coge una gran bocanada de aire y estira los brazos hacia arriba, como si quisiera arañar el firmamento. Luego, recoge la taza y regresa a su apartamento.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Revoloteando en sus recuerdos, la imagen de la hermosa mujer de cabellos ígneos. Es la primera vez que se encuentra con ella en la ciudad de ceniza. Desconoce el papel que puede jugar en sus sueños y no sabe con certeza si volverá a verla. Suspira, cierra los ojos, deja la cabeza suspendida hacia atrás, pone la mente en blanco unos instantes… Decide no pensar en ella hasta mañana. Duda si poner por escrito lo sucedido en su último viaje onírico, pero el portátil está apagado y le da pereza encenderlo. Además, duda que pueda olvidar un encuentro semejante.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El piso está a oscuras, apenas iluminado por motitas de luz plateada arrancadas de la luna y su muralla de estrellas. Reina un agradable silencio. El escritor se acerca a la cocina, deposita la taza dentro de la fregadera, bajo el grifo, que abre. Deja que el agua se deshaga del café, que pasa a la historia por el desagüe y, a su vez, limpie el vaso. Cuando ya no queda ni rastro del café, cierra la canilla y abre la nevera. Coge una Coca-Cola bien fría y se la bebe de un par de tragos. Ya del todo despejado, Itzan se prepara un sándwich con jamón y queso y lo pasa, vuelta y vuelta, por una sartén con mantequilla. A continuación, abre la nevera, saca otra Coca-Cola y se acerca hasta el sofá, enciende la televisión, sintoniza un canal de cocina donde una señora entrada en años y carnes prepara lo que parece una sopa de verduras. A Itzan no le gusta la sopa. De hecho, tiene un lema siempre que alguien le pregunta el por qué. <i>La sopa, para los moribundos</i>. Cambia de canal. Va pasando uno tras otro. Como no encuentra nada interesante, accede al contenido inteligente del televisor y se mete en Youtube. En la barra de buscador introduce el siguiente texto: </span><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">«Magic World Championship Final: Karsten vs Mori». No es la primera vez que visualiza esa final en concreto, pero, entre todos los torneos de Magic que ha visto a lo largo de los años, ése es, sin duda, el enfrentamiento que más ha disfrutado. Se deleita con el domino del juego de ambos contendientes mientras devora el emparedado y se bebe el segundo refresco. Una vez ha terminado, apaga el televisor, tira la lata vacía a la papelera y se sacude las migas en la fregadera. Piensa en qué hacer a continuación. Está despejado y no le apetece volver a la cama. Decide salir a dar un paseo. Se mete en unos pantalones de chándal gris y se viste con una sudadera negra con el logotipo de la nave comercial <i>Nostromo</i> estampado en letras doradas. Siempre ha sido muy fan de la saga de películas. Antes de salir, se calza unas deportivas sin marca y desciende las escaleras intentando hacer el menor ruido posible, por deferencia con los vecinos.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Ya en la calle, el viento lo azota con indiferencia. Es gélido a esa hora de la madrugada. Itzan piensa en subir a por una chaqueta, pero desiste en cuestión de segundos. Las calles, pavimentadas con precisión matemática, lucen desiertas. Es una población pequeña, de apenas quince mil habitantes y, encima, es la madrugada del martes al miércoles, día laboral. El grueso de la población debe estar dormida o, al menos, encerrada en sus casas. Lo más probable es que no se cruce con nadie, pero, si lo hiciera, sería con trabajadores de noche o con insomnes en busca del agotamiento que los lleve al sueño. Sin un rumbo fijo, Itzan inicia la caminata, adentrándose en el casco vieja de la urbe. Las calles se estrechan de repente y las casas, todas pintadas de blanco, se apiñan unas contra otras en un caos cargado de romanticismo y belleza. Algunas ventanas tienes las luces encendidas. En un balcón, a lo lejos, Itzan aprecia la figura de lo que parece un hombre fumando. Está lejos y la noche, a pesar del manto de estrellas, es más bien oscura.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Con el movimiento, el escritor ya no siente con la misma intensidad el azote del frío viento, que juguetea a su antojo por entre los callejones. El silencio que lo rodea le hace sentir bien, calmado. No hay coches circulando por las calles y, en efecto, él es el único transeúnte. Muy a lo lejos, apenas un murmullo, se escucha el llanto de un bebé, posiblemente hambriento.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan sigue adelante. Sube una cuesta, cruza una calle, se adentra entre callejones zigzagueantes hasta llegar a una pequeña plazoleta situada entre hileras de casas. Allí, bajo una higuera de gran tamaño, un banco de cemento sin respaldo. Parece un buen lugar para descansar las piernas, cansadas por el repentino esfuerzo de ascender empinadas cuestas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Toma asiento y disfruta del momento de paz. Los pulmones le agradecen el cambio de registro, el oxígeno limpio. Bajo el olivo, desde su posición, el firmamento nocturno parece apenas un bosquejo de acuarela. De las chimeneas de las casas colindantes ascienden remolinos de humo blanquecino.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Te apetece un cigarrillo?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Una voz de mujer, sobre su cabeza. Itzan alza la vista, fija los ojos en la figura asomada al balcón de uno de los edificios. Es una anciana delgada como un junco, muy muy arrugada, pero, sorprendentemente, al observarla de cerca, el escritor siente una gran fuerza irradiando de ella, como un aura invisible que surgiese del interior de la mujer.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Claro, ¿por qué no? –responde sin pensarlo demasiado.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan solo fuma en ocasiones especiales. Pero ser invitado a un cigarrillo en mitad de la madrugada bajo las ramas de un olivo es, sin duda, una ocasión especial.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–En ese caso, dame un minuto. Ahora mismo estoy contigo –dice la señora, desapareciendo del balcón.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;"><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan queda de nuevo solo, en espera de aquella extraña anciana. La luna todavía preside el firmamento, luciendo incluso más hermosa que antes.<o:p></o:p></span></p></div>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-60604122882502857482020-05-10T11:21:00.004-07:002020-05-10T11:21:40.189-07:00La ciudad en las estrellas - 3Buenas tardes, <i>blogonautas</i>:<br />
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Capítulo al día. De momento, cumpliendo. Espero terminar la cuarentena con una novela más en el haber. Tengo a mi mujer con la vara preparada en caso de que me entre la desgana.<br />
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Os dejo con ello.<br />
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<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">3<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El maldito ruido de fricción. El ambiente frío, húmedo. La angustia de respirar un aire cargado, espeso, sin apenas oxígeno. Itzan despierta con la sensación de agobio propia de quien conoce dónde se encuentra y no le gusta lo más mínimo lo que ello implica. Abre los ojos y se despereza, nervioso. Extrañamente, sabe que está soñando y, a pesar de la certeza, es incapaz de abandonar aquella pesadilla por sus propios medios. No le sirve pellizcarse o convencerse de estar dormido para despertar. Ha vuelto a la ciudad de ceniza. Una ciudad sin nombre que conoce muy bien.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La misma cafetería vacía de siempre. Las tazas en las mesas, cubiertas de polvo. Los suelos sucios, las paredes repletas de desconchones en la pintura. Tras la barra, utensilios desperdigados por el mostrador, máquinas de café apagadas y oxidadas, delantales colgados, comida podrida, acartonada. El ambiente, por otro lado, y, a pesar del abandono, todavía conserva un agradable aroma a café. Rancio, quizá, pero tolerable. Hay telarañas en cada esquina, pero ni rastro de los insectos. Las sillas están desordenadas, algunas volcadas, como si los clientes hubieran tenido que salir pitando del establecimiento. Itzan no tiene ni idea de lo qué ocurrió allí, si acaso sucedió algo, pues existe la posibilidad de que sea una escena creada por su subconsciente sin una utilidad concreta. Un extraño juego de su imaginación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Hola, alguien? –pregunta el escritor en voz alta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Nadie</span></i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;"> responde. Además del ruido de fricción, no se oye nada. Ni voces ni canto de pájaros ni rodadas de coches. El silencio es antinatural, siniestro. Casi palpable. Itzan se mira las manos, acompasa la respiración. No recuerda haber sido consciente de estar soñando con anterioridad, aunque tampoco puede estar seguro. De hecho, los detalles de los sueños los olvida pasados unos minutos. A base de repetirse, Itzan conoce bien aquella realidad onírica, pero, no obstante, tras varios días donde acababa olvidando lo soñado casi por completo, tuvo que escribir el contenido de sus pesadillas para intentar partir con ventaja en cada regreso a la ciudad de ceniza; sin embargo, inconscientemente, al regresar, las certezas desaparecen y solo quedan las dudas, <i>¿es la primera vez que soy consciente de estar dentro de un sueño? ¿Me había ocurrido antes y no lo recuerdo?</i> Imposible saberlo. Además, una vez despierte, lo más probable es que este tipo de trivialidades desaparezcan de su memoria como una ola cualquiera en un mar calmo. Esta vez, si acaso lo recuerda, intentará plasmarlo en papel: <i>cuando regreso a la ciudad de ceniza, soy consciente de estar dentro de una divagación onírica.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Vamos allá. Hagámoslo una vez más</span></i><span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">, se dice. Coge aire, hincha los pulmones, deja escapar un largo suspiro. Necesita fuerzas para lo que le espera a continuación. Eso sí lo recuerda. El deambular por callejones neblinosos, el encuentro con su mujer e hija.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Con el ánimo un poco más sereno, Itzan abandona la cafetería esquivando sillas y mesas y sale a la calle. La atmósfera es incluso más fría afuera. La niebla es muy espesa, tan densa que Itzan apenas es capaz de ver medio metro al frente. No hay viento y el entorno huele a chamusquina, como si un edifico hubiese ardido y, ahora, ya en cenizas, el humo resultante esparciera ese olor tan característico de algo recién quemado. Del cielo oculto tras la capa de niebla siguen cayendo lo que parecen copos de nieve pero que, en realidad, son grumos de ceniza. Diminutas bolitas que se deshacen al tacto, dejando tras de sí un manchón negro como el tizón. El escritor avanza a pasitos. Sus pisadas son silenciosas: el ruido de las suelas es ahogado por la espesa cortina de niebla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Repican las campanas. <i>¿Campanas? ¿Hay una iglesia en aquella ciudad onírica?, </i>piensa. No recuerda haber escuchado campanas con anterioridad. Pero, por supuesto, no puede estar seguro. Decide seguir el origen del sonido, que, a tenor por la fuerza con la que ha retumbado en sus oídos, no puede quedar muy lejos. Avanza por una gran avenida. Puede ver las líneas delimitadoras de carril y algunas indicaciones pintadas en la calzada. Gire a la izquierda, deténgase aquí, ceda el paso. La típica señalización de una ciudad pequeña de provincias. Llega hasta una encrucijada de caminos. El último repiqueteo aún reverbera en el ambiente. El noveno. Está cerca, muy cerca. Gira a la derecha y corre. Nota la ceniza adentrándose en sus pulmones, tiñéndolos de negro. Le cuesta respirar en un ambiente tan húmedo y cargado, pero sigue corriendo. Sabe que las campanas no van a repiquetear por mucho más tiempo. Al undécimo, Itzan llega por fin hasta la fachada de la iglesia. Las campanas emiten un último zumbido que juguetea unos segundos con sus tímpanos y se acallan, dejando paso al habitual sonido de fricción. Han sido once.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Joder…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El escritor se dobla sobre sí mismo, apoya las manos sobre las rodillas. Recupera el aliento con calma. Le arden los pulmones, a punto de irrumpir en llamas, pero no lo hacen. Continúan funcionando. Cuando se siente un poco mejor, Itzan eleva la vista y estudia con detenimiento el monumental edificio que tiene delante. Está casi seguro de que jamás había explorado aquella parte de la ciudad de ceniza. Desconoce las implicaciones que ese giro, ese vuelco del guion establecido, puede conllevar. Es una iglesia construida en piedra negra, con dos campanarios a cada lado de la edificación base. Es muy sobria, apenas tiene elementos decorativos. Hay una gran cruz simétrica –a diferencia de la cristiana– esculpida sobre las dos enormes puertas de madera, también oscuras como una noche descuajada de estrellas. De los tejados, tanto del pabellón como de los campanarios, cuelgan en escorzo esculturas de ángeles con las alas destrozadas, carbonizadas, apenas visible el esqueleto de las mismas. Hay muchas figuras. Todas muestran una expresión sombría, de dolor. Itzan traga saliva con dificultad al verlas. Le producen una extraña sensación de desasosiego. <i>¿Qué clase de iglesia es ésta?,</i> se pregunta. Duda si acercarse más o dar la vuelta y regresar sobre sus pasos, pero, en ese caso, ¿qué sentido tiene haber corrido hasta allí? Puesto a cambiar el guion de su sueño, mejor hacerlo a lo grande.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Todavía envuelto en dudas y cavilaciones, Itzan observa con estupor y sorpresa cómo la puerta de la iglesia se abre de repente y, de ella, surge una mujer alta, delgada pero curvilínea, hermosa, de pelo rojizo como el ocaso y ojos azules arrancados de las profundidades oceánicas. El escritor puede apreciar la belleza de su cuerpo de primera mano, pues está desnuda. De piel blanca y labios amoratados, tal vez por el frío. La mujer le sostiene la mirada unos segundos y, después, sonríe.<o:p></o:p></span></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-61577268095833248492020-05-09T10:52:00.002-07:002020-05-09T10:52:26.198-07:00Ciudad en las estrellas - 2Buenas tardes, <i>blogonautas</i>:<br />
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Os dejo con el segundo capítulo de la novela. La idea es escribir y subir uno al día.<br />
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<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">2<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">En la televisión, un partido de baloncesto americano. Un Lakers-Boston. A Itzan no le interesa el baloncesto y, a decir verdad, ningún deporte en particular. No obstante, observa un rato la pantalla, lo suficiente como para descubrir que son las finales y que en el bando angelino juega un español, Pau Gasol. Los comentaristas se desgañitan en lo que, juzgando su entusiasmo, ha de ser un partido prodigioso. En el primer corte para publicidad, Itzan apaga el televisor y bosteza. Acaba de amanecer de la siesta. Por suerte, esta vez no ha soñado. Ha podido descansar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Este sofá va a terminar conmigo tarde o temprano. Puto dolor de espalda –se queja, a pesar de estar solo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Se sienta, estira los brazos, el cuello, hace crujir los dedos de las manos, deja escapar un largo suspiro y se incorpora con parsimonia, todavía adormilado. Vive en un espacio muy amplio de planta única, un <i>lobby </i>de aspecto minimalista y, al mismo tiempo, concepto modernista –eso es lo que la señorita de la agencia le dijo cuando le vendió la propiedad–, dado que todas las habitaciones típicas de una casa al uso se concentran en una gran sala rectangular con varios ventanales gigantescos. Con la excepción del baño, una construcción cúbica, cerrada, que rompe por completo con el estilo, o la falta del mismo, del apartamento. Itzan apenas tiene muebles. Una cocina sencilla al fondo. Fregadero, horno, microondas, nevera, cafetera manual y una diminuta placa de gas de dos fogones. En el centro del piso, un sofá bastante usado, casi maltrecho, situado frente a una televisión de cuarenta pulgadas apoyada sobre una mesa redonda de cristal. Bajo uno de los grupos de ventanales arqueados, un amplio y bello escritorio de madera envejecida con detalles florales en las patas. Sobre él, un portátil Macbook blanco cuya portabilidad es nula, pues su batería, sin estar conectado a la corriente, dura un puñado de minutos. A Itzan, a pesar de ello, le gusta el ordenador y no lo cambiaría por nada en el mundo. Si se rompiera, y aunque sabe que está ya algo desfasado, lo más seguro es que volviera a comprar el mismo modelo de segunda mano. De hecho, con la excepción de la primera, Itzan ha escrito sus otras novelas en aquella fantástica pieza de ingeniería informática. El resto del apartamento está compuesto por una mesa de plástico negro y un par de sillas, también de plástico, aunque en este caso, blanco. Mobiliario barato y funcional y que, además, llama la atención por el contraste. También hay varias estanterías repletas de libros, una decena de montañas de más libros que crecen desde el suelo y algunas cajas de cartón repletas de novelas sin vender. En la pared del fondo, un sinfín de recortes de periódicos sobre la desaparición de su mujer e hija sujetos con chinchetas a un gran corcho.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Ya de pie, Itzan se dirige hacia la cocina y prepara café. Abre la nevera y se termina un sándwich vegetal que tenía a medio comer. Bebe agua del grifo y se dirige al escritorio, enciende el portátil y lee los correos electrónicos. Nada de interés. Publicidad sobre productos para evitar la caída del cabello y un par de informes antiguos sobre las ventas de sus novelas. Hace ya tiempo que dejó de ser un <i>bestseller</i>. Cuando su caso se hizo famoso y la opinión pública lo señaló como el principal sospechoso del presunto asesinato de su familia, las ventas de sus novelas se dispararon como la espuma y permanecieron allí, en lo más alto, por varios meses. Eso hizo que los ceros de su cuenta corriente crecieran al mismo ritmo que su popularidad. Sin embargo, pasado un tiempo, como no pudo determinarse la causa de la desaparición de Iris y Elena y no se encontraron pruebas para incriminar a Itzan, el caso fue desapareciendo de las noticias y del interés popular, con lo que las ventas se resintieron.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Varios meses más tarde de haberse quedado solo a la fuerza, Itzan decidió comprar un ático en un pequeño pueblo de La Rioja e instalarse allí, lejos de los focos y del mundanal ruido. Desde la tranquilidad del casi completo anonimato, podría ordenar ideas, intentar localizar a su familia y, por qué no, escribir. Un escritor que no escribe difícilmente podrá ganarse la vida. Más de un año después, todavía vive de los réditos dados por el inesperado estrellato literario. Sin Iris ni Elena a su lado, Itzan ha sido incapaz de juntar más de diez palabras con sentido narrativo. Ha escrito algunos artículos periodísticos que le han proporcionado algunos beneficios, pero poco más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Hastiado, Itzan se sirve café recién hecho y sale por uno de los ventanales hasta un saliente que hace la vez de tejadillo y que él utiliza como balcón improvisado. Al principio, los vecinos le llamaban la atención y se quejaban, pero tras unos meses de convivencia en los que comprobaron que el escritor era un hombre tranquilo e inofensivo, comenzaron a hacer la vista gorda, dejándolo disfrutar de su particular remanso de paz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan observa la lejanía, el picudo y alto campanario de la iglesia, el castillo a medio derruir coronando la cima de una montaña baja. El casco antiguo, con sus casas apiñadas de color blanco y la parte nueva, con sus edificios alto, anodinos. El edificio donde está ubicado su ático queda en una parcela intermedia de la población, a medio camino entre lo viejo y lo nuevo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">La temperatura a esa hora de la tarde es agradable, incluso estando en camiseta y pantaloneta y a pesar de la cercanía del ocaso, el escritor no tiene frío. Además, el café le sirve para mantenerse en calor. El cielo está barnizado en brillos escarlatas. Unas pocas nubes merodean a un sol de fuego intenso, que se retira despacio para dejar su hueco a una luna en cuarto creciente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Esta noche intentará, una vez más, ponerse a escribir. No le faltan las ideas, simplemente le cuesta mantenerse concentrado y enfocado, pues su mente se distrae con facilidad y acaba, casi siempre, enfrascado en los recortes de periódicos y sus propias investigaciones sobre la desaparición de su familia, un asunto todavía sin resolver y al que la policía ha dado ya por cerrado, imposible de encontrar un hilo del que tirar. <i>Va a ser una larga noche</i>, piensa, tumbándose sobre las tejas ennegrecidas del tejadillo y cerrando los ojos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Las campanas de la iglesia repican ocho veces. Un grupo de pájaros alza el vuelo, tal vez asustados por el repentino retumbar metálico que se esparce como una corriente eléctrica por cada calle del pueblo.<o:p></o:p></span></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-19609933727193124932020-05-08T08:50:00.003-07:002020-05-08T08:57:37.575-07:00Novela por capítulos - La ciudad en las estrellasBuenas tardes, <i>blogonautas</i>.<br />
<br />
Veamos... Estoy escribiendo una novela. Apenas llevo mil palabras escritas, pero me he propuesto, sobre todo para motivarme, colgar los capítulos en el blog. No sé si los leerá alguien, pero, oye, al menos le doy utilidad y me obligo en cierta forma a escribir.<br />
<br />
Por otro lado, <i>Silencio Estelar</i> está acabada. Tarde o temprano la acabaré publicando, pero, supongo, que tampoco corre demasiado prisa. Cuando crea que es el momento adecuado, iré con ella. De todos modos, no he venido aquí a hablar de mi libro. No de ése, al menos.<br />
<br />
La nueva obra, titulada por ahora <i>La ciudad en las estrellas,</i> cuenta una historia de terror y misterio inspirada en los cuentos de Lovecraft y en elementos de la saga de juegos <i>Silent Hill. </i>Tiene un poco de todos y nada de ninguno, como suelo decir. Pero, bueno, que hace tiempo (siempre lo he hecho en realidad) que escribo lo que me satisface escribir, sin mayores miras que pasármelo bien relatando historias. El caso es que, a veces, esas historias gustan a la gente. Qué cosas.<br />
<br />
En fin, lo dicho. Aquí empieza el viaje, que durará lo que tenga que durar. Para mi defensa diré que son textos sin corregir en condiciones, casi puros. De mi cabeza al folio en blanco. Habrá fallos, lo sé. Espero que podáis perdonármelos.<br />
<br />
Sin más dilación, con ustedes, <i>La ciudad en las estrellas</i>.<br />
<br />
<br />
<b>1</b><br />
<b><br /></b>
<br />
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Hábleme de sus sueños, Itzan.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El reloj de carillón marca las tres y treinta y tres minutos de la tarde. Las ventanas están abiertas de par en par y, a través de ellas, se puede apreciar un paisaje urbano. Coches circulando en todas direcciones y transeúntes solitarios con las miradas fijas en el pavimento. De fuera, entra el sonido del canto de los pájaros y del runrún propio del barullo de una gran ciudad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Es el mismo sueño una y otra vez, doctor. Se repite, casi cada noche. Hay temporadas que desaparece, que me deja en paz, pero al final acaba regresando. La ciudad neblinosa donde llueve ceniza. Su cielo plomizo y su ambiente enrarecido. Los edificios sucios, a medio derruir. Las calles vacías y aquel extraño sonido, como de fruición. En la ensoñación, paseo sin rumbo por sus avenidas durante lo que parecen horas. No me encuentro con nadie. A mi alrededor, sólo el molesto ruido y la soledad más absoluta. Me cuesta respirar, noto la ceniza ensuciando mis pulmones. Sin embargo, no sé muy bien por qué, decido avanzar, seguir caminando. En un momento concreto del sueño, siempre en el mismo punto, llego hasta lo que parece un callejón sin salida. Respiro hondo, hago visera con las manos para apreciar mejor el fondo y cubrirme de los copos de ceniza y veo que, allí, sentada en una mecedora hecha de alambre de espino está mi mujer, con mi hija a sus pies. Puedo verlas bien porque mi esposa, en una de las manos, tiene una vela encendida. La llama, rojiza, potente, es suficiente para apreciar los detalles y asegurarme de que son ellas. Es entonces cuando el ruido de fruición desaparece y se transforma en palabras. En palabras que no han surgido de sus labios, pero que llegan hasta mi mente de todas formas. Me piden al unísono que me reúna con ellas, que volvamos a ser una familia feliz. Cuando lo intento, incluso comienzo a correr, se abre un enorme agujero negro entre ellas y yo y, sin poder evitarlo, tropiezo y caigo dentro de él… Después, despierto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El doctor ha estado anotando como un poseso en un cuaderno durante la narración del sueño. Es un tipo orondo de barriga prominente y escaso pelo repeinado hacia atrás con destreza, de forma que las calvas queden ocultas. Tiene un tono de piel insano, amarillento, los ojos pequeños y muy juntos, la nariz arrugada y las orejas grandes, agujereadas, pero sin pendientes. Viste camisa azul marino, chinos color caqui y zapatos negros, desgastados. Un psiquiatra barato que no se molesta en aparentar que no lo es. Su nombre es Roberto. De todos modos, Itzan no eligió al médico por su vestimenta o su reputación, lo hizo porque era el único que se ajustaba a su presupuesto y porque la primera vez que puso un pie en su consulta quedó maravillado con el olor a vainilla del ambiente. No importa que las ventanas estén abiertas o el día de la semana en que vaya, el despacho siempre está impregnado de ese olor maravilloso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Por qué cree que sueña con una ciudad neblinosa donde llueve ceniza? –pregunta Roberto con su voz seca, ronca, de fumador empedernido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Tumbado sobre un sillón de cuero negro, Itzan cierra los ojos y se permite disfrutar de un segundo de reflexión, de paz. Incluso los pájaros, los coches y las voces sin nombre se han acallado. A su alrededor sólo percibe el imparable discurrir de las agujas del reloj y su melódico <i>tictac</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–No lo sé, doctor –responde con honestidad tras dejar escapar el aire de los pulmones y abrir muchos los ojos. La melodía desacompasada propia de la ciudad regresa–. Puede ser una metáfora, ¿no cree? De la falta de luz en mi vida desde que mi mujer e hija desaparecieran sin dejar rastro. Le he dado muchas vueltas y tengo un millón de teorías, pero no logro comprender porque es siempre el mismo sueño. A veces siento que es una llamada. Como si me pidieran que vaya allí donde estén, a buscarlas, que acuda en su ayuda. Que me dirija a la ciudad de ceniza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Roberto deja de apuntar y mira con fijeza a los ojos de su cliente. Abre un poco la boca, de la que asoman dos dientes de plata, pero no dice nada. Da varios golpecitos con el bolígrafo en el cuaderno. <i>Tap, tap</i>. <i>Tap, tap. </i>Acto seguido, cuestiona:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–¿Cómo se llamaban su mujer y su hija? Me acabo de dar cuenta de que nunca se lo había preguntado. Sé que no es relevante, pero creo que es mejor si les pongo nombre y dejo de llamarlas <i>su mujer y su hija</i> –pronuncia despacio las cinco últimas palabras de la frase.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan se revuelve en el sofá, echa un vistazo rápido a la sala. Las estanterías repletas de libros técnicos relacionados con la medicina y la mente humana, la alfombra persa de imitación cubriendo el suelo, los dos sillones de cuero, el pequeño escritorio de madera con un viejo Imac. Los cuadros sobre naturaleza colgando de las paredes, los dos diplomas enmarcados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Mi mujer se llama Iris y, mi hija, Elena –responde Itzan con sequedad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">El doctor se ha dado cuenta de su error de inmediato. Hablar de ellas en pasado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–No pretendía… Lo siento. Un fallo lingüístico. No volverá a ocurrir. Esta es nuestra séptima sesión y todavía necesito un poco de tiempo para adaptarme y poder atacar el problema desde la base. Por eso, Itzan, si no es mucho pedir y aunque sé que es doloroso, creo que ha llegado el momento de que me hable del día de su desaparición. –Hace una pausa, se aclara la garganta, sigue–: No le voy a mentir, algo he leído en la prensa, pero ya sabe que las noticias que uno lee en los periódicos a día de hoy son pura manipulación. Por eso prefiero escuchar la historia directamente de usted.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–No se preocupe, doctor –corresponde–. Estoy acostumbrado. Ha pasado más de un año desde que desaparecieran, todo el mundo da por hecho que están muertas. Incluso la policía me sugirió que quizá iba siendo hora de darles sepultura. ¿Se imagina? ¿Qué iba a enterrar? ¿Dos ataúdes vacíos? –Niega con la cabeza–. Mire el reloj. Ya son casi las cuatro. Y, sin duda, necesito más de dos minutos para relatarle como es debido la historia –dice luego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Roberto mira al reloj de carillón, tal vez la única pieza de algo de valor en aquel despacho de psiquiatra de segunda categoría. Después, asiente, pone la funda al boli, cierra el cuaderno, se incorpora, se acerca a la ventana y dice:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Tiene razón. Será mejor que lo dejemos para la siguiente sesión. Pensaré en usted, Itzan. En la ciudad envuelta en niebla y su lluvia de ceniza. Le buscaré un significado. Y espero que, con el tiempo, la terapia le sirva para mirar al futuro con optimismo. Si es que su muj… Si es que Iris y Elana no regresan antes, claro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Se permite sonreír. A medias, sin entusiasmo. Apenas una muesca en la comisura de los labios. Esquiva, temerosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Nos vemos el próximo martes, doctor. Estaré aquí a las tres en punto. Gracias por su tiempo –se despide Itzan, ignorando el gesto de su terapeuta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">–Hasta el martes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">Itzan se incorpora, mete las manos en los bolsillos y abandona el despacho del médico. Ya en la calle, agacha la cabeza y se funde con la masa de gente, convirtiéndose en un punto más, en una hormiga cualquiera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 19.85pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 28px;">En lo alto, un enorme sol de verano brilla con intensidad en los bordes de un cielo azul cristal destejido de nubes.<o:p></o:p></span></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-86509078635247457662019-11-26T08:17:00.002-08:002019-12-03T14:12:50.011-08:00Estrellita, ¿dónde estás/?, me pregunto quién serás<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtq66zRFldTvZIYrp37_T6OQHNf94lhM0Bwk_M3GWlr5Gyk28CvWUM8K9Vb12woBOEvC9TFw30mYwLq4yMNgIGSiM1ZdDRBfZp-wxJuyQ3A3_ul-R1TvUYWNxkxLvgt6BY0wR3_UHjrqM/s1600/A1ChYn%252BJFGL._UX250_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="188" data-original-width="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtq66zRFldTvZIYrp37_T6OQHNf94lhM0Bwk_M3GWlr5Gyk28CvWUM8K9Vb12woBOEvC9TFw30mYwLq4yMNgIGSiM1ZdDRBfZp-wxJuyQ3A3_ul-R1TvUYWNxkxLvgt6BY0wR3_UHjrqM/s1600/A1ChYn%252BJFGL._UX250_.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
Novela publicada. Sirve como cierre de la Trilogía de los Viajes Imaginarios, compuesta también por <i>A través del espejo y El viaje del hombre que no quería viajar.</i><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<br />
<a href="https://www.amazon.es/dp/B081ZWFNHT/ref=sr_1_5?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&keywords=Ra%C3%BAl+Fr%C3%ADas&qid=1574780934&sr=8-5">https://www.amazon.es/dp/B081ZWFNHT/ref=sr_1_5?__mk_es_ES=ÅMÅŽÕÑ&keywords=Raúl+Frías&qid=1574780934&sr=8-5</a><br />
<br />
Novela corta y muy intrigante, en la línea de las dos anteriores. Espero que le deis una oportunidad.<br />
<br />
Un abrazo, <i>blogonautas</i>.Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-36441586420982762722019-11-07T10:32:00.005-08:002019-11-07T10:35:20.653-08:00¡Novela terminada!Buenas tardes,<br />
<br />
Pues sí, eso, que ya he terminado la novela cifi. Al final ha salido bastante larga, más de sesenta mil palabras antes de cualquier revisión posible. Sin ir más lejos, es una de las más largas que he escrito.<br />
<br />
Es mi octava novela. Impresiona ¿verdad? Cuando uno empieza a escribir, nunca sabe dónde estará el límite ni cuándo se cansará de hacerlo. Yo, la verdad, dudo que lo haga nunca. Pero haber escritor ocho novelas ya, a mis treinta tres años y tras cinco sin escribir, me enorgullece y asusta a partes iguales.<br />
<br />
Novela, sí. <i>Silencio Estelar</i> se llama. Opereta espacial mezclada con terror y algo de gore. Muy entretenida de leer y muy apta para disfrutarla en una tarde de lluvia, junto a la estufa y un buen café. No quiero entrar en detalles todavía, pues no es el momento. Aquí he venido a anunciar que he terminado de escribirla.<br />
<br />
Ahora me toca reescribirla y corregirla. Admito que muchos capítulos están un poco <i>meh </i>porque los escribí de corrido. Quería terminar lo que quería contar antes de ponerme más en serio y darle el toque Raúl Frías que se merece. Así que sí, hay novela pero aún no. Lista, lista, calculo que estará en un par de meses. Qué mejor manera de empezar el nuevo año que con una novela, la primera desde el lejano dos mil catorce.<br />
<br />
Creo que el dos mil veinte va a ser un buen año. <b>Ojalá</b>.<br />
<br />
Os dejo una pincelada, apenas el comienzo de la obra (todavía provisional):<br />
<br />
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<!--StartFragment-->
<br />
<div class="Standard" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-indent: 19.85pt; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 14.0pt; line-height: 150%;">''La negrura del universo. Un cuadro
pintado con la indiferencia de la eternidad. De quien posee todo el tiempo del
mundo. A través del ojo de buey de la astronave, Karl Hicks observa con interés
la infinita oscuridad que lo cubre todo de norte a sur, de este a oeste. No hay
ni rastro de planetas, estrellas, soles, asteroides o lunas de ningún tipo.
Solo aquel manto negro que, con garras invisibles, te agarra el corazón y lo
estruja hasta que deja de latir por unos segundos. Ésa es la grandeza del
cosmos''.<o:p></o:p></span></div>
<!--EndFragment--><br />
<br />
Un abrazo, <i>blogonautas</i>.Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-33649361165343928792019-10-16T02:02:00.000-07:002019-10-16T21:44:08.876-07:00Toda una vida, apenas un suspiroBuenos días, <i>blogonautas</i>.<br />
<br />
No sé ni cómo empezar este texto ni por dónde. Es difícil, pues han pasado más de cuatro años desde la última entrada. Estamos casi en dos mil veinte y la última vez que hablamos fue en el quince. Wow. De pensarlo, me entra vértigo. Mucho vértigo.<br />
<br />
Desde el dos mil trece vivo en Londres. Eso no ha cambiado. Son ya casi siete años en la capital inglesa, tantos que ni el cacareado Brexit me afecta, pues tengo el permiso de residencia indefinido. Mi última novela data ya del dos mil catorce. Toda una vida y, a la vez, apenas un suspiro.<br />
<br />
Joder. Qué joven era entonces y qué viejo soy hoy. Treinta y tres tacos me contemplan. Estoy casado desde hace poquito con una maravillosa mujer lisboeta a la que amo con locura y de la que nunca estaré suficientemente enamorado. <i>Obrigado, minha reina</i>.<br />
<br />
Por otro lado, tras tanto tiempo me ha entrado, una vez más, el gusanillo de escribir. Este año estoy, a la vez, con dos novelas. Una de ciencia ficción y otra surrealista que, espero, sirva para cerrar la inconclusa trilogía de los <i>Viajes Imaginarios</i>.<br />
<br />
La primera, la cifi, es una opereta espacial. Una historia mezcla de terror y cifi con el único objetivo de entretener. La inspiración me vino tras jugar a un videojuego de PC llamado <i>Stasis</i>. Una aventura gráfica que es una delicia, a nivel jugable y, sobre todo, en lo que a la historia se refiere. Ya llevo escritas cuarenta y dos mil palabras. Vamos, que me queda el último empujón. Unas diez o doce mil más. Luego, corregir, corregir y volver a corregir y, en nada, estará disponible para el gran público.<br />
<br />
La segunda, bueno, me vino tras releer varias obras de Murakami y Zafón, autores que todavía siguen en mi top de escritores favoritos. Sobre todo con la última novela del japonés, los dos tomos de <i>La Muerte del Comendador </i>publicados por Tusquets Editores. Por cierto, mi sueño aún continúa siendo publicar con ellos. Quizá lo haga un día. Esta apenas la acabo de empezar y solo llevo diez mil palabras.<br />
<br />
Espero tenerlas ambas disponibles para inicios de año.<br />
<br />
También estoy leyendo mucho. Estoy <i>revisitando</i> obras de Murakami y Zafón, mezcladas con las novelas de la serie <i>Nacidos de la Bruma</i> de Sanderson y clásicos como <i>De Ratones y Hombres</i>. Está siendo un buen año en lo que a lecturas se refiere.<br />
<br />
Poco más me queda por añadir. Perdonad el desorden a la hora de exponer ideas, pero las he ido colocando en el papel a medida que salían de mi cabeza y mis dedos.<br />
<br />
En definitiva, que he vuelto a la acción. A la literatura, a las novelas, a leer (lo cual nunca dejé) y, sobre todo, a escribir. Que ya era hora, por otro lado. Una de mis grandes pasiones y la dejé apartada por muchos años. Bueno, nunca es tarde. Ahora soy un tipo más maduro, centrado y tranquilo. Tengo estabilidad en casa y en el trabajo y, sin pretensiones de ganarme la vida con ello, creo que incluso disfruto más que antes cuando me toca enfrentarme al teclado y a la hoja en blanco.<br />
<br />
Hablando de tecnologías, ahora escribo en un Macbook (a secas) de 2017. Un ordenador brutal para la causa y que, sinceramente, me salió regalado de precio (£400), así que estoy la mar de contento con él. Muy portable y con una pantalla que es maravillosa para mi vista cansada. Al teclado, eso sí, cuesta un poco acostumbrarse, aunque en que lo haces, la sensación de escribir en él es muy buena.<br />
<br />
Nada más. Os dejo el enlace a mi web de Amazon, por si os apetece echar un vistazo a mis novelas publicadas, a la espera de las que están por llegar.<br />
<br />
<a href="http://amazon.com/author/raulfrias">amazon.com/author/raulfrias</a><br />
<span style="background-color: white;"><br /></span>
<br />
<span style="background-color: white;"><span style="font-family: "verdana" , "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: 13px;">Por último, añadir que tenga una gata, Luna. Es una preciosidad y muy cariñosa, siempre en busca de atención. Foto.</span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6qswRmTuIANLPW_IdUglxyvgs664Yp-s0ZhuBfYJI6e8jocUKPCixo8dqi_U0k3PbmGiisCKaW23KuQ__lOhPvXR-4Ruf7Vu8IFnYOnAfVt8YxCkePmSjJsx4Hqnkhe2nD-x17imi1ns/s1600/IMG-20190407-WA0007.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6qswRmTuIANLPW_IdUglxyvgs664Yp-s0ZhuBfYJI6e8jocUKPCixo8dqi_U0k3PbmGiisCKaW23KuQ__lOhPvXR-4Ruf7Vu8IFnYOnAfVt8YxCkePmSjJsx4Hqnkhe2nD-x17imi1ns/s320/IMG-20190407-WA0007.jpg" width="240" /></a></div>
<div class="vanityURLLink" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 10px 0px; orphans: 2; text-align: start; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 2; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
<div class="vanityURLLink" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 10px 0px; orphans: 2; text-align: start; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 2; word-spacing: 0px;">
Nos vemos pronto, queridos.</div>
<div class="vanityURLLink" style="-webkit-text-stroke-width: 0px; background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; font-style: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-ligatures: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 10px 0px; orphans: 2; text-align: start; text-decoration-color: initial; text-decoration-style: initial; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; widows: 2; word-spacing: 0px;">
Raúl Frías</div>
<div class="vanityURLLink" style="background-color: white; box-sizing: border-box; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; font-style: normal; font-weight: 400; letter-spacing: normal; margin: 10px 0px; text-indent: 0px; text-transform: none; white-space: normal; word-spacing: 0px;">
<br /></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-60861293043777893232015-07-06T04:27:00.001-07:002015-07-06T04:27:40.973-07:00Midnight BusOs cuento un poco, así, en plan rápido. ¡Me han ascendido! Ahora soy el Manager de la discoteca, junto a otro más. En año y medio he pasado de camarero a jefe en una ascensión meteórica. Jamás en mi vida hubiera pensado que podría ser el jefe de una de las discotecas más grandes de Londres. Es una locura. Eso sí, aparte del consiguiente estrés, viene la tranquilidad de no volver a preocuparse por pagar la renta o por los apuros económicos. En ese sentido, toca disfrutar de la vida ;)<br />
<br />
En otro orden de cosas, pues aquí lo que importa es la literatura, aquí va mi primer relato en inglés del año ;)<br />
<br />
<b>Midnight Bus</b><br />
<b><br /></b>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
It is twelve o’clock. Midnight. The city is drowned in a tense calm. The air smells like the soil after a rainy evening. A dark sky with no stars which seems to be announcing a closing storm. A few rambler cats are taking shelter beneath balconies, porchs and, the unfortunate ones, beneath the benches of the squares. Sometimes, a golden flash electrify the sky, tearing it from the top to the bottom. The men and women brave enough to defy the storm are like bad photos when our leading lady stares at them. They look like demons whose eyes, at least that is her thought, are rubies as red as blood. There are tall and short buildings, new and old ones, from this century and the previous one; all of them parade in a disordered procession of domino’s chips. Our beautiful young lady, around twenty years old, is observing this nocturnal show through the window of the bus. Her expression is indifferent, bored. She belongs to that world. She belongs to that mysterious city. There is nothing in there that can really surprise her.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
The bus turn to the left, managing to get into a narrow street perfectly illuminated for several rows of classic streetlamps. They look like oil lamps pulled of an old movie. The streetlamps paint the street with their orange lights. Underneath them there are strange forms, ghosts from the city. They are attracted for the lights but afraid to be discovered They vanish quickly, just a second later, returning to their world, far away from human curiosity. They are entities that belong to the darkness, with no form, name or voice. Forgotten spirits. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
The bus continues its way, slowly, trying to avoid the potholes of the road. Curtains are flying in a half open window, defying the semidarkness, the blackness. A drizzle of transparent pearls interrupts the scene, bothering to our leading lady, who draws herself up and sharpen her sight: in less than a minute, the drizzle has become in a downpour. The windows are full of rain’s drops; our leading lady cannot see anything through the glass.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
Someone clears his throat behind her. The young lady turns her head, interested. If she is not able to observe the city anymore, at least She will enjoy her journey studying the rest of the passengers. Two seats behind her, there is an old man who wears a khaki military uniform. He is bold like an apple, however, in contrast with his own incapacity to keep the hair on the top of his head, he has got a long beard, pale like the sunrise’s fog. The beard almost reaches the man’s waist. Besides, how if It was a personal signature, the guy has got a peace symbol sewn in the jacket’s lapel. He is singing in a low voice a Beach Boys’ song. <i>Love you</i>, concretely. Our leading lady knows the song because her grandfather was a big fan of the american band. <i>Such a choice for a rainy night</i>, she told herself.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
After that, She looks at the end of the bus. In the last seat, our leading lady finds another man: a mannequin created for the modern capitalism society. Black suit, perfect haircut, a leather suitcase. A banker, a lawyer or, maybe, an insurance salesman. She has known some of them along the years. People who could sell their own mothers for a few coins. <i>The boat trip is not included</i>, <i>young lady. </i> </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
On her left, there is a fat woman. She wears a elegant sky blue dress. Yes, sky blue; because there are people who can make differences between blue and sky blue. People who can recognize a lot of different kinds of blue. Also with red or yellow, of course. Anyway, our young girl is not one of them. Our beautiful leading lady is only able to recognize the rainbow’s colors. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
The fat woman supports a glass small bottle into her hands. It seems to be a common bottle which you can find in any supermarket. She probably pulled of the labels and that is it. She is staring at the bottle. inside it, a curious butterfly is flapping its wings. Its body and its wings are ridgy with orange and black stripes. However, the most showy thing of the butterfly is the drawing of a skull situated just behind of its head. The fat woman is whispering some words, but our leading lady is unable to hear them. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
Outside, the city is a blurred photo. A watercolor picture drawn for the best Van Gogh. Our young lady can only distinguish strange forms. Everything is confused. The clarity is gone. Buildings, men, women… All is gone, erased for the rain. She could say that the city has disappeared in front of her eyes. Afraid of her own thoughts, our leading lady seeks for the last of the passengers. It is another man. Mature, distinguished. He wears a vest, a bow tie and a monocle. A librarian, perhaps a count. How can you make a difference between a count and a duke? Our beautiful young lady has wondered herself that question many times and She has no found a convincing answer. A black cat is slept in his lap. It has got a thick and brilliant fur. The man is caressing the cat, absent-minded. Our leading lady tries to read his lips, opened although in silence: «O God, I could be bounded in a nutshell, and count myself a king of infinite space».</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
That is the sentence that she gets. She does not know where, but our leading lady believes She has heard the same words before. She tries to remember when or where, but She cannot do it. Finally, after a while, She gives up and sits back comfortably, leaning her head against the window. Then, She realizes that the rain has stopped. After that, our young lady cleans the glass and let her eyes go outside, where there is a black open mouth which goes into the darkness. It is tunnel. A tunnel that She has never crossed and, if you would ask her, She would swear that It was not there yesterday. Seconds later, the bus reach the blackness.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
The last thing that our leading lady sees is a blinding light. Afterwards, the nothingness, the forgetfulness. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Verdana; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
Un abrazo, <i>blogonautas</i>.</div>
<div>
<br /></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-77401503674758549482015-06-11T04:41:00.000-07:002015-06-11T04:41:15.638-07:00Preparando una novelaTras varios meses de retiro lector, creo haber encontrado la motivación para escribir una nueva historia. Me lo tomaré con calma, sobre todo porque soy un tipo ocupado y porque estaba en el exilio literario y volver siempre cuesta. Pero con paciencia y ganas, todo llegará.<br />
<br />
Un abrazo.Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-77768371966045625392015-02-06T00:33:00.001-08:002015-03-21T05:05:09.794-07:00Más de tres años...Acabo de darme cuenta de que el blog cumplió tres años el pasado siete de enero. Que se dice pronto. Por aquel entonces, <a href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5993866517021346116#" id="_GPLITA_0" in_rurl="http://s.srv-itx.com/click?v=R0I6ODIyMjM6MjQ1NTpzb2xhcjowZWVmNWI5MzRlZjQ2ZGI3ZDA2NTI4MTdjMWQwY2ZjZDp6LTE3NTAtNTg0ODg2Ond3dy5ibG9nZ2VyLmNvbToyNDM0MTk6ZTBiOTUyMDE2NDVkYmUwYjQ2ZmQ5NjlmYzM0MDZhOTQ6OTJkZTJmN2U4NDc4NGMyNGI5ODU0ZDQyMTRkNDIxODQ6MDpkYXRhX3NzLDk4MngxOTIwO2RhdGFfZmIsbm87OjUwMjEwMzE&subid=g-584886-af5f8a53443c408eb0a234a8ee932de1-&data_ss=982x1920&data_fb=no&data_tagname=P" style="background-color: transparent !important; background-position: initial initial !important; background-repeat: initial initial !important; border: none !important; display: inline-block !important; float: none !important; font-weight: bold !important; height: auto !important; margin: 0px !important; min-height: 0px !important; min-width: 0px !important; padding: 0px !important; text-decoration: underline !important; text-indent: 0px !important; text-transform: uppercase !important; vertical-align: baseline !important; width: auto !important;" title="Click to Continue > by MacVx">sólo<img src="https://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png" style="background-color: transparent !important; background-position: initial initial !important; background-repeat: initial initial !important; border: none !important; display: inline-block !important; float: none !important; font-weight: bold !important; height: 10px !important; margin: 0px 0px 0px 3px !important; min-height: 0px !important; min-width: 0px !important; padding: 0px !important; text-decoration: underline !important; text-indent: 0px !important; text-transform: uppercase !important; vertical-align: super !important; width: 10px !important;" /></a> había escrito y publicado una novela (<i>Noctalia</i>), estaba corrigiendo <i>Ciudad de Piedra</i> y comenzado con <i>El sueño de la mariposa</i>. Por aquel entonces tenía veinticinco años, quizá un poco más de pelo, algún kilo más que ahora y muchas más ganas e ideas.<br />
<br />
Hoy voy ya para veintinueve, <i>El sueño de la mariposa</i> lleva tiempo en el mercado y, a ella, le siguieron varias más: <i>A través del espejo, Las mariposas aletean tres veces al atardecer, Fuera de órbita, El viaje del hombre que no quería viajar</i>... Además de varios relatos. Mi vida ha cambiado mucho. Vivo en otro país, hablo otro idioma, me dedico a otras cosas, en fin, que en poco o nada me parezco a ese Raúl que comenzaba en esto de la literatura allá por el <i>lejano</i> dos mil diez.<br />
<br />
Ya no quiero ser escritor. Hace tiempo que dejé de querer serlo. Entendiendo escritor como aquel que se gana la vida escribiendo novelas. Me sigue apasionando escribir, claro. Pero, incluso, alguna vez, me he planteado dejarlo. Colgar la pluma y dedicarme a otras cosas. Sin embargo, supongo que, aunque lo deseara con todas mis fuerzas, el gusanillo de la escritura volvería y me iría comiendo por dentro hasta que no tuviera más remedio que regresar al papel en blanco.<br />
<br />
Sé que soy mejor escritor que entonces, cuando cada párrafo requería de trabajo y esfuerzo. Ahora es todo más fluido. Quizá por la práctica y, sobre todo, por las novelas leídas, que han aportado un buen bagaje durante estos años, principalmente porque han sido muchas. Desconozco el número, pero es en verdad amplio. Creo que estoy más orgulloso de lo leído que de lo escrito.<br />
<br />
Como decía, hace mucho que enterré el sueño literario de jugar <i>la champions con el Barsa</i>. Ahora prefiero disfrutar en un equipo pequeño, donde no tengo presión y puedo seguir haciendo lo que más me gusta a mi aire. De ahí mi idea de regalar las próximas novelas que escriba como ya he hecho con <i>A través del espejo</i>, cuya acceso a la descarga gratuita podéis encontrar un poco más abajo.<br />
<br />
Os dejo unas fotos, ya que Murakami ha publicado el suyo, de mi viejo escritorio y ordenador (estaba hecho polvo el pobre) y del actual. Me pasé a Apple, sí, y, he de añadir, estoy muy contento con el cambio. Adiós Windows.<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQF0dxzfI_XI7jERJBHg6inOElZv66ZXHlDDd22GpA3JJYImhTy0v04WV0cFCTTTB07yYvGZyyr6hhkpewB1XXJJ9pQtccDn8uX4m-6R8d4V6-XsAWkZIo0vRZgp2rPDJntVo8UEKVDU0/s1600/f3bbXOCXf8vjldCS-YJ5oaGt17mEmCXw76jIjbAq0wM.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQF0dxzfI_XI7jERJBHg6inOElZv66ZXHlDDd22GpA3JJYImhTy0v04WV0cFCTTTB07yYvGZyyr6hhkpewB1XXJJ9pQtccDn8uX4m-6R8d4V6-XsAWkZIo0vRZgp2rPDJntVo8UEKVDU0/s1600/f3bbXOCXf8vjldCS-YJ5oaGt17mEmCXw76jIjbAq0wM.jpeg" height="320" width="240" /></a></div>
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHSqrCRZjedTZPT3aI8l4KYzAKNKILGPoDdSfekPvVD1pdBhQ3xGTIq0HkJAS690Ltnm-KbGCaSeyMTwcRsAlEE647AdBC8p0VoBapzBZIkc9Bvdn9c8bKCWfn_Ng8JBsBHS2rlBMj-nw/s1600/IMG_0093.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHSqrCRZjedTZPT3aI8l4KYzAKNKILGPoDdSfekPvVD1pdBhQ3xGTIq0HkJAS690Ltnm-KbGCaSeyMTwcRsAlEE647AdBC8p0VoBapzBZIkc9Bvdn9c8bKCWfn_Ng8JBsBHS2rlBMj-nw/s1600/IMG_0093.JPG" height="239" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;">Esa calavera es un recuerdo, no os penséis que me va lo satánico.</span></div>
<br />
Nada más, ya vale de dar la lata y de nostalgias por hoy. Un abrazo, <i>blogonautas</i>.<br />
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</div>
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Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-61159489335125121182015-02-04T22:18:00.000-08:002015-02-04T22:18:23.512-08:00Vuelvo a las trincherasHe vuelto a la acción, a escribir. Ya tocaba. Por desgracia, he estado de hundimiento literario en los últimos tiempos (que no personal, no confundamos). Mientras más crecía en el mundo real, más se venía abajo mi <i>yo</i> literario. Eso ha cambiado de nuevo esta semana. La inspiración ha vuelto y tengo una historia de lo más interesante entre manos. Ya van 6.000 palabras (unas 25 páginas), que no es ninguna tontería. De hecho, como hace mucho que decidí escribir libros más bien cortos, espero que no se vaya mucho de madre y la cosa esté entre las 20 y las 45.000 palabras totales, a poder más cerca del 20 que del 40. Eso ya se verá.<br />
<br />
Es una historia de corte surrealista, claro, como no podía ser de otra manera. Partimos de la realidad, como de costumbre, y, desde ella, la novela nos mete de lleno en uno de mis mundos, tan particulares y especiales. Hay misterio y algo de terror. Personajes y paisajes variopintos, como también acostumbro a crear. Ah, también aparece el Hotel Delfín. Es una licencia que me he tomado y un homenaje a dos autores que sin enamorarme, sí me han aportado mucho: Stephen King y Haruki Murakami (con sus <i>1408 </i>y<i> Baila, baila, baila</i> respectivamente).<br />
<br />
No doy fechas, pero quiero tenerla acababa, como muy tarde, a mediados de marzo, aunque creo que estará antes, mucho antes, sobre todo viendo que he pillado mi mejor ritmo, ese capaz de hacerme escribir una novela de 60.000 palabras en 17 días.<br />
<br />
Cuando la acabe, tengo pensado regalarla. Soy así. Además, nunca fue por el dinero, si no por los lectores.<br />
<br />
En otro orden de cosas, el regalo de <i>A través del espejo</i> ha traído nuevas reseñas y ha derivado en la venta de otras novelas surgidas de mi imaginación, como<i> Fuera de órbita</i>. Las reseñas las podéis encontrar en el <a href="http://kikolabiano.com/">blog de Kiko Labiano</a>, autor a su vez de la obra <i>Invierno humano</i>, que, por supuesto, después de ver la ilusión con la que Kiko devoraba mis novelas, leí.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPhF-L8azCcM3pkUsFMu3stbSwzNHhchAX4x9C7-zzuSQlbghrSpPRiT0QChsAAuTx8jx7E__ERAj3XSCOJl3fpdC6ySDgFasbBWYutjiMX8bCp1peHDh5SD1rA6sjNKBIeDCiW8cPdlg/s1600/Unknown.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPhF-L8azCcM3pkUsFMu3stbSwzNHhchAX4x9C7-zzuSQlbghrSpPRiT0QChsAAuTx8jx7E__ERAj3XSCOJl3fpdC6ySDgFasbBWYutjiMX8bCp1peHDh5SD1rA6sjNKBIeDCiW8cPdlg/s1600/Unknown.jpeg" /></a></div>
<br />
<br />
Me dejó una sensación muy agradable, como expuse en mi comentario de Amazon. Si os apetece ciencia ficción distópica, dadle la oportunidad, os mantendrá entretenidos durante varios días (u horas, depende de vuestra voracidad)<br />
<br />
<span style="background-color: white; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">"Novela muy entretenida de corte distópico, apocalíptico. Bien llevada y cargada de suficientes aventuras y misterios como para mantenerte pegado a la tablet (en mi caso). Un autor al que le veo condiciones y que, en cierta medida, me recuerda a Juan Gómez-Jurado. No dudaré en leer su siguiente novela que, seguro, llegará".</span><br />
<span style="background-color: white; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="background-color: white; font-family: verdana, arial, helvetica, sans-serif; font-size: x-small;">Un abrazo, blogonautas.</span><br />
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Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-13362142723384658762015-01-21T08:55:00.001-08:002015-01-21T09:07:13.041-08:00A través del espejoPor una razón muy sencilla, básicamente porque me da la gana, he decidido colgar la novela de manera gratuita. Si os gusta, sólo os pido que comentéis, aquí y en Amazon a poder ser. También, si os veis generosos, podéis comprarla a posteriori, pero no es muy necesario porque dinero da poco, para qué nos vamos a engañar. Hala, a disfrutar del viaje. Aviso de antemano de que no, no iba de <i>tripi</i> cuando la escribí.<br />
<br />
Un poco de información y el enlace, claro.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdDT4wYbgSk7ufD2cZHeGT3E36NfYtg0mmjATlSTzkKNBcQs9dUr01nh687NCp_V1xB4cMJ8NzP54mXS177F-dqhNJgjmstAqaJuqCO3WvwSUi9fFSoi6K01RvWVE3X8xBjslSU81EvhI/s1600/51UDm8jzUrL._AA258_PIkin4,BottomRight,-47,22_AA280_SH20_OU30_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdDT4wYbgSk7ufD2cZHeGT3E36NfYtg0mmjATlSTzkKNBcQs9dUr01nh687NCp_V1xB4cMJ8NzP54mXS177F-dqhNJgjmstAqaJuqCO3WvwSUi9fFSoi6K01RvWVE3X8xBjslSU81EvhI/s1600/51UDm8jzUrL._AA258_PIkin4,BottomRight,-47,22_AA280_SH20_OU30_.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
<b>Sinopsis:</b><br />
<br />
<i>Un viaje onírico al mundo tras el espejo. Una odisea personal en busca de superar viejos fantasmas, de conocerse a uno mismo. Una travesía imposible por paisajes irreales, oníricos, donde la lógica no existe y las cosas no siempre son lo que parecen. ¿Te atreves a cruzar al otro lado?</i><br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<a href="http://www.abretelibro.com/foro/viewtopic.php?f=11&t=67348&st=0&sk=t&sd=a">Enlace</a></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-667992244633304292015-01-16T05:04:00.004-08:002015-01-16T05:05:46.211-08:00El señor de los anillosMe retracto. Os dije que iba a empezar el año con un Reverte. No es así. Después de sufrir el antojo de ver la trilogía de <i>El señor de los anillos</i>, cómo no, me han entrado ganas de leer los libros. Nunca me entusiasmaron (es la tercera vez que los leo), pero leyéndolos con calma, degustándolos, se disfrutan más. Ya llevo un tramo del primero, que sirve como presentación de la historia.<br />
<br />
Luego vendrán los siguientes. A poder ser, del tirón. También sigo dándole vueltas a mi primera novela de 2015. Sigo en crisis creativa. A medio camino entre el desánimo y la vagancia. Necesito leer unos cuantos libros, a ver si alguno me devuelve la inspiración. Cuando llegue, estaré con ganas. Como diría alguno (o no), me sobran ganas pero me faltan ideas. Ahí ando, entre lectura y lectura, enfrentado al papel en blanco que, por ahora, sonríe. Quizá vengativo, tal vez nervioso, sabedor de que un día, como ya lo hizo varias veces en el pasado, caerá derrotado.<br />
<br />
<b>¨<span style="background-color: white; color: #494d50; font-family: Helvetica; font-size: 14px; line-height: 21px;">Me hace feliz que estés aquí conmigo. Aquí, al final de todas las cosas¨.</span></b><br />
<span style="background-color: white; color: #494d50; font-family: Helvetica; font-size: 14px; line-height: 21px;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrQbVJpgOj5uXvgfBCL9Zu9ATJ9rVGRijJoJcKsyTCGCu3tjjOT7BZTuwtZsKJJfgMCx9rMjal5QIj99_WLsl5UMaifI5UTiwJxpv9AuJIrJ_rVQRsYCSyi2EGtC7lvaQNbHAZYmg1VmE/s1600/gandalf_et_le_balrog2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrQbVJpgOj5uXvgfBCL9Zu9ATJ9rVGRijJoJcKsyTCGCu3tjjOT7BZTuwtZsKJJfgMCx9rMjal5QIj99_WLsl5UMaifI5UTiwJxpv9AuJIrJ_rVQRsYCSyi2EGtC7lvaQNbHAZYmg1VmE/s1600/gandalf_et_le_balrog2.jpg" height="400" width="328" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
Un abrazo, <i>blogonautas</i>.</div>
<span style="background-color: white; color: #494d50; font-family: Helvetica; font-size: 14px; line-height: 21px;"><br /></span>Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-16315945516554773952015-01-05T16:12:00.002-08:002015-01-05T16:13:48.221-08:00Propósitos de año nuevoHola a todos, <i>blogonautas</i>.<br />
<br />
Hace mucho desde la última entrada aunque, por desgracia, tampoco he tenido gran cosa que contar. Sigo <i>exiliado</i> en Londres, ciudad que cada vez siento más como mi casa. No es fácil adaptarse a otro país, otras costumbres e idioma, pero cuando lo haces, no vuelves a echar de menos lo dejado atrás, que es mucho, por otro lado.<br />
<br />
Como acabamos de estrenar año, me he propuesto varias cosillas. El balance de 2014 es muy bueno. Tengo un trabajo que me deja tiempo libre, que no es duro y que, encima, me da un muy buen sueldo. Mi nivel de inglés es más que aceptable y tengo una estabilidad que tranquiliza.<br />
<br />
Pero hace mucho que no escribo y eso es algo que está en mi debe. El 2014 ha sido productivo, pero sólo en su primera mitad, después, casi nada. En este nuevo año mi idea es escribir al menos dos novelas y terminar una que tengo empezada y bastante avanzada. Seguiré publicando en Amazon y, tal vez, alguna la suba de manera gratuita. Nunca fue por el dinero, sino por los lectores. También tengo intención de leer al menos 50 libros. No me pongo un número más alto porque me cuesta mucho decidirme. El primero del año va a ser un Reverte:<i> La piel del tambor.</i><br />
<br />
Hablando de escritos propios... En los últimos coletazos de 2014 me dio por la ciencia ficción apocalíptica y, encantado, he decidido probar con una novela de dicha temática. Admito que no tengo muy clara la historia: habrá mucha improvisación, como en mis mejores tiempos. Como regalo de reyes me he comprado un teclado en español para el Macbook Air (un día he de hablar de esta pequeña joya, la mejor herramienta para un escritor). Estaba acostumbrado al inglés, cierto, pero la combinación de teclas me tenía un poco harto y, no olvidemos, soy un escritor en español. Así es todo más cómodo.<br />
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Por último, añadir que me gustaría tener el blog algo más actualizado, pero eso lo dejo para el Raúl del futuro. Ya se irá viendo sobre la marcha. Ojalá pueda daros un poco más la lata.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhacS37TWeXWdYFTcERaqFVMBui2LoYLLXIj61v653cc5bqI0CFKGyXf-xHKzI-ZuIDUCeBbGx4QNGmMgUzweAMWXAvDUAghh1q27fen_Iz06mFUzPrM7fR1pCYQyUv_134hoPoaDeZj-U/s1600/IMG_0390.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhacS37TWeXWdYFTcERaqFVMBui2LoYLLXIj61v653cc5bqI0CFKGyXf-xHKzI-ZuIDUCeBbGx4QNGmMgUzweAMWXAvDUAghh1q27fen_Iz06mFUzPrM7fR1pCYQyUv_134hoPoaDeZj-U/s1600/IMG_0390.jpg" height="320" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;">Bienvenida de nuevo, Ñ.</span></div>
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Nada más. Salud y libros, <i>blogonautas</i>.Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-82005782948942072932014-09-10T11:14:00.002-07:002014-09-10T11:15:11.469-07:00Prueba de que sigo vivoHe vuelto. Tras dos relatos, me he puesto a repasar y a terminar la novela que tengo empezada. No sé cuándo la acabaré, porque estoy vago. Después de unos años de locura, llegó el momento de tomarse las cosas con más calma y disfrutar de cada novela escrita. Aquí un fragmento.<br />
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<div style="font-family: Arial; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 22.7px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">"Tristán termina de engullir una galleta, traga saliva, se mira las rodillas, como si en ellas estuviera la respuesta. La pregunta es sencilla, pero al chico le cuesta horrores responderla, articular palabras, como cuando se enfrenta a uno de esos problemas matemáticos en que dos trenes salen de distintas estaciones y, tarde o temprano, han de encontrarse. Porque, al final, todos los trenes se encuentran. Llegan a sus respectivas estaciones, donde hombres y mujeres aguardan a otros hombres y mujeres, tanto tiempo anhelados y que, por fin, están otra vez allí, con ellos".</span></div>
<div style="font-family: Arial; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 22.7px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
<div style="font-family: Arial; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 22.7px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/4fktjAlczv8?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div style="font-family: Arial; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 22.7px;">
<br /></div>
<div style="font-family: Arial; font-size: 12px; text-align: justify; text-indent: 22.7px;">
Un abrazo, <i>blogonautas</i> ;)</div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-79046115231637498612014-08-19T13:40:00.000-07:002014-08-20T01:38:34.219-07:00Treinta estrellas dentro de un pozo<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif; letter-spacing: 0px; text-indent: 28.3px;">Un pájaro observa el mundo posado sobre una rama. Mira la lluvia con tranquilidad, ajeno al chaparrón, guarnecido del agua por la frondosidad del árbol. Es un cuervo negro, majestuoso. Bajo su atenta mirada, un hombre corre calle arriba: viste gabardina gris y sombrero, también gris. De su mano derecha cuelga un maletín de cuero. Está empapado y del sombrero, borsalino, se descuelga una improvisada y diminuta cascada. En la boca lleva un cigarrillo apagado y mojado, que se balancea entre sus labios. De repente, el tipo para en seco, se sacude como un perro recién bañado y entra en una cafetería, donde ha quedado con un hombre metido en la treintena y aspecto descuidado, quien lo espera tras una mesa y una taza de café. Ardiente, a tenor del humo blanco que asciende desde la cavidad del vaso.</span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Disculpe la tardanza, con este tiempo y mi cabeza, ha sido muy complicado dar con la cafetería.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En realidad es más bien una taberna, aunque a esa hora y en lunes, a nadie le apetezca beber alcohol. En las mesas contiguas sólo hay amas de casa y estudiantes. </span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––No se preocupe, doctor, tiempo es precisamente lo único que me sobra.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Con gesto contrariado y, tras pedir en silencio el permiso de su acompañante, el doctor se quita el abrigo y lo cuelga del respaldo de la silla. Después hace lo mismo con el sombrero, aunque esta vez lo apoya sobre la mesa. El camarero se acerca y los dos, a pesar de que el hombre que esperaba aún no ha tocado el que ya tiene entre manos, piden cafés y vasos de agua.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Vaya verano llevamos, Eduardo. En pleno agosto y ya ve, lloviendo a cántaros. Como no mejore pronto, me temo que mis vacaciones familiares en la playa van a ser más bien en la piscina climatizada del hotel.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Bueno, a veces es mejor así. La playa como concepto está genial, pero luego resulta de lo más engorrosa. Hay medusas, el agua está sucia y la arena, quieras o no, se te mete por todas partes y no te suelta en todo el día. Al final, al llegar a casa, siempre tienes que darte una ducha, a pesar de haber pasado el día en remojo. Ironías de la vida.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El doctor asiente, pensativo. Mira al suelo, se alisa la camisa, hecha un guiñapo tras tanta carrera y chaparrón, suspira.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––El agua no siempre limpia. Usted lo sabe muy bien.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Eduardo se encoge de hombros.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Sé cosas y, a la vez, no sé nada. Siempre me ha pasado, desde que tengo uso de razón.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Es el médico quien se encoge de hombros esta vez.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Puede, pero permítame tomarme el café antes de entrar en materia y comenzar con los juegos de palabras. Hoy, no sé muy bien por qué, estoy de lo más espeso. Será el tiempo o que es lunes. A saber.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Por supuesto. Todo en este mundo puede esperar y más aún si el asunto a tratar son los desvaríos de un demente.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El doctor hace un gesto en el aire con la mano derecha, como si espantara moscas o, en este caso, palabras. Tiene el ceño fruncido, el labio torcido, la nariz arrugada.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Usted no está loco, por mucho que insista en añadirse semejante calificativo. Tiene problemas, claro, pero ¿quién no los tiene?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El tipo sonríe y asegura:</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Usted, por ejemplo. Hace poco lo demostraba, quizá sin querer. Su mayor preocupación ahora mismo son las vacaciones de verano que, con este tiempo, tal vez no sean tan placenteras como han de ser, se supone, unas vacaciones. No podría darle mi opinión sobre este asunto, pues he de admitir que nunca he trabajado y, por lo tanto, jamás me han correspondido vacaciones.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Llega el camarero con los cafés y los vasos de agua. Es joven, alto y delgado. Luce un ridículo bigote como el que caracterizó a Dalí. Un mostacho que, sin la personalidad del artista, queda tan mal como beber de la cisterna del retrete. Deja los cuatro vasos sobre la mesa y se marcha, raudo, hacia una pareja de cuarentonas que discuten acaloradamente unas cuantas mesas más allá.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Un día ha de explicarme de dónde saca el dinero para vivir y, sobre todo, para satisfacer mis honorarios.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Otra sonrisa, un cabeceo afirmativo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Descuide, lo haré a su debido tiempo. Por ahora, vamos a centrarnos en el asunto que nos ha traído hasta aquí: mi última pesadilla, tan recurrente como repetitiva.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Está bien. Cada cosa a tu tiempo. ––Da un sorbo al café, incita––: Soy todo oídos, dispare.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Eduardo coloca una taza de café junto a la otra, las observa con detenimiento pero no prueba ninguna de las dos. Se queda así, con la mirada fija en los vasos, casi un minuto, luego dice:</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Despierto en un pozo. Es oscuro, húmedo y huele a orines. El suelo es de tierra y arriba, muy arriba, se intuye el cielo nocturno, estrellado. De fondo suena música clásica que no reconozco y un sonido confuso que tampoco logro descifrar, pero bien parecen las palabras de un alocado poeta que recita versos sin ton ni son. Estoy atado con grilletes y, a pesar de eso, sonrío, siempre estoy sonriente, como si hubiera descubierto un gran secreto que, hasta entonces, me había pasado desapercibido.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlUBEJZCsi3ovNhkHAK_gvN0Nn0gm4C0Gj6T9JiTXff8g-DW-O0h9mC6NrGxgXiKXyXEvXzXs96QJdE-VidMS6GnSnRRrqf8t4rthg51juqIhfNs3rfcucVHr3cu6RvugRxy5sEs4kdbA/s1600/pozo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlUBEJZCsi3ovNhkHAK_gvN0Nn0gm4C0Gj6T9JiTXff8g-DW-O0h9mC6NrGxgXiKXyXEvXzXs96QJdE-VidMS6GnSnRRrqf8t4rthg51juqIhfNs3rfcucVHr3cu6RvugRxy5sEs4kdbA/s1600/pozo.jpg" height="152" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Para aquí, traga saliva, bebe agua y coge aire. El doctor lo observa, interesado.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Soñar con pozos es algo normal. A mucha gente le pasa. A mucha más de la que imagina. Su interpretación es amplia y depende de cada individuo en concreto. Desde ansias de libertad hasta miedo a destacar. Como le digo, existen numerosas formas de leer un sueño así: tendríamos que profundizar más, ahondar un poco más en su interior, Eduardo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Espero que no me pida que le hable de mi madre, porque no pienso hacerlo. Prefiero que nos ahorremos esa parte, doctor. Además, eso es sólo el principio. Estoy seguro de que una vez conozca el contenido completo de mi pesadilla, ya no opinará lo mismo. Le aseguro que mi sueño es de lo más original.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––De acuerdo. No le interrumpo más. Continúe ––pide el doctor, quien da un nuevo sorbo al café.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Intento escapar, por supuesto, pero como le he dicho antes, estoy atado con grilletes. Apenas puedo moverme. Grito como loco, para ver si alguien puede escuchar mi voz, quizá el poeta. Para mi sorpresa, a mi llamada, acude un oso. Un oso grande y peludo. Un grizzlie, creo, pero no estoy seguro del todo. Se asoma y, con una voz muy ronca, me pregunta si estoy bien y que qué demonios hago ahí abajo, metido en el pozo. No sé qué responder, nunca antes he hablado con un oso. Por eso, me limito a implorar ayuda. El animal me pide que me tranquilice mientras va en busca de alguien que pueda ayudarme a salir de allí, pues él, con sus garras y pezuñas, es incapaz de sacarme. Pasa mucho rato. Las estrellas siguen brillando en un firmamento oscuro como el tizón. Finalmente, un gato negro se asoma a la boca del pozo y, con una agilidad asombrosa, desciende a saltos hasta el fondo, yendo de pared en pared. Una vez abajo, araña los grilletes y éstos, como si fueran de papel, se deshacen y se convierten en polvo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Hace otra pausa, a medio camino entre la teatralidad y el descanso necesario de la voz y la saliva.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––En verdad que es un sueño de lo más particular el suyo. Por lo menos hasta ahora ––asegura el doctor.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Aún queda mucho. Agárrese a la silla y escuche con atención. Lo que viene a continuación es incluso más extraño que lo anterior. El gato, una vez dentro y tras haberme liberado, se transforma en una mariposa gigante, de tamaño humano. Es tan grande que a duras penas consigue desplegar las alas. Sin mediar palabra, el insecto se agacha y me incita a que me suba a su lomo. Obedezco, claro, pues no existe otra opción posible. Luego asciende como puede por el hueco: vuela despacio, intentando no arañarse ni golpearse con las paredes. Una vez estamos fuera, deshace la metamorfosis y recupera su forma gatuna. En la superficie me esperan el oso y un viejo andrajoso al que le faltan los dedos de los pies. No tiene ni uno. Dos muñones informes los sustituyen.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El médico pide una tregua.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Espere, por favor. No sé si le sigo. Demasiada información en poco tiempo ––corta el médico, quien termina el café de un trago––. La mezcla es muy curiosa. Un gato negro que se transforma en mariposa, un oso parlanchín y un anciano con los dedos de los pies amputados. En verdad curiosa. Jamás había escuchado algo semejante, de eso no le quepa duda. Déjeme anotarlo todo, no me gustaría perder detalle. ––Eduardo asiente, conforme. El médico extrae del bolsillo de la gabardina una pequeña libreta y un bolígrafo, empieza a escribir con frenesí. Cuando acaba, dice––: ¿Qué ocurre a continuación?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En la tele, puesta de fondo, echan una película rarísima en la que un adolescente habla con un tipo que va disfrazado con un traje de conejo de aspecto siniestro.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Salgo fuera y observo el panorama ––prosigue––. La música surge de un aparato de radio extraído de los primeros compases del siglo veinte, amén de estar lleno de manchas de pintura. Estamos en una especie de erial, seco y pedregoso pero donde, para mi sorpresa, crecen unos arbustos de más de un metro de alto que se asemejan en forma a las setas que suelen crecer en los chopos. Junto al aparato de radio hay un tablero de ajedrez, donde, en un análisis somero, las fichas negras llevan una ligera ventaja. En efecto, el anciano está hablando en voz baja y recita algunos pasajes de <i>Hamlet</i>. De literatura sí entiendo algo y no me costó demasiado esfuerzo reconocer las citas surgidas de la pluma de Shakespeare. Como no sé muy bien cómo reaccionar ante una tesitura como la que tengo delante de las narices, procedo a preguntar dónde estoy y si, por alguna casualidad, alguno sabe cómo salir de aquel desierto. Es el oso quien me contesta. Apoyado en su voz de gánster neoyorquino de los años veinte, dice: «estás en un sueño, como muy bien sabes. En el sueño de alguien que duerme y que es, a su vez, soñador soñado. Salir… Bueno, no existe dicha posibilidad. Pero se puede despertar y afrontar una de las múltiples realidades». Le he reproducido las palabras tal cual las pronuncia. Las tengo apuntadas. A la tercera vez en que la pesadilla se repitió, decidí ponerlas por escrito. Memorizarlas ha sido casi inevitable. Como cuando quieres evitar llamar a tu exnovia y borras su número del teléfono: sin embargo, lo tienes bien guardado en la memoria.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El psiquiatra apunta con entusiasmo. Garabatea palabras y más palabras. Su letra es ilegible: parece que escriba en un idioma extranjero.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Intentemos sacar algo en claro. Llegados a este punto, hay ciertos aspectos que convendría tratar de esclarecer. Tenemos un pozo, un gato-mariposa, un tablero de ajedrez, un desierto donde hay arbustos con forma de setas, un oso que habla y un viejo sin dedos de los pies que recita a Shakespeare, ¿voy bien?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Sí. No olvide, además, que es noche cerrada y el cielo está estrellado. Tal vez pueda tener alguna relevancia.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Tal vez ––admite el doctor––. «Estás en un sueño, como muy bien sabes. En el sueño de alguien que duerme y que es, a su vez, soñador soñado. Salir… Bueno, no existe dicha posibilidad. Pero se puede despertar y afrontar una de las múltiples realidades». Una frase de lo más curiosa que, para serle sincero, no termino de entender ni descifrar. ¿Qué demonios significa? Sueños, soñadores soñados, ¿qué quiere decir? ¿Tiene alguna idea? ¿Le sugiere algo?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El hombre de pelo desgreñado y barba poblada carraspea y sonríe con mayor amplitud, mostrando unos dientes muy blancos, que contrastan con su aspecto general.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Otra vez quiere que hablemos sobre mi madre y los traumas de mi infancia. Olvídelo, no hay ninguno. Mi madre era y es una santa mujer y, mi padre, un honrado comerciante. Ambos están ya jubilados y viven con tranquilidad en un pueblecito de la costa.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El doctor hace un gesto negativo con la mano, dice:</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Créame: no me interesa lo más mínimo su infancia ni conocer cosas sobre su madre. Mi pregunta es clara, directa y sincera. Estoy perdido, lo admito. Su narración supera mis expectativas, no sé por dónde cogerla. Muchos extraños elementos y personajes reunidos en un mismo marco. Pero no se preocupe: intentaremos aclarar el porqué de esta extraña reunión. Cuénteme qué le sugiere a usted. ¿Por qué cree que la misma pesadilla se repite una noche tras otra?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Eduardo se encoge de hombros.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Porque estoy loco, ya se lo he dicho. Son únicamente los desvaríos de un demente. De todos modos, ¿ha visto <i>Matrix</i>, doctor?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Niega con la cabeza.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––No, pero he oído hablar de ella y creo que, más o menos, sé de qué va. Algo sobre un mundo dominado por máquinas y una realidad virtual donde los humanos viven engañados, ¿no es así?</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Bueno, es algo mucho más profundo, pero más o menos sí, es eso. Un elegido ha de salvar a la humanidad de una existencia de esclavitud, sometida al yugo de las máquinas. Sin querer darme ínfulas de lo que no soy, veo ciertas similitudes. Quizá el sueño no se refiera a viejos traumas, miedos o desesperanzas, tal vez responda a una pregunta más grande, tal vez forme parte de un puzzle más complejo. Pienso que se trata de una revelación. De una llamada de atención. Algo así como: «eh, tú, ¿a qué demonios estás esperando? Es hora de que muevas el culo y hagas algo». Abrir los ojos, en definitiva.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El doctor vuelve a sacudir la cabeza en gesto negativo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––No, no y no. Eso sí que no tiene ni pies ni cabeza. No diga tonterías. En la práctica moderna no todo se soluciona recurriendo a Freud. A veces hay que ir un poco más allá. Investigar, explorar otras teorías, otras corrientes de pensamiento. Pero no por mucho que crea que puede usted volar, en verdad podrá hacerlo. Incluso aunque se construyera unas alas. Los pájaros puede volar, no los hombres.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Un hombre puede hacer cualquier cosa que se proponga. Además, aquí no estamos hablando de un terreno concreto, tangible. Nos estamos moviendo por aguas turbulentas, inseguras: hablamos de la irrealidad del mundo onírico. La cuestión que se plantea es, ¿cómo sabemos, usted y yo, que existimos en realidad? ¿No podríamos ser el sueño de alguien que duerme? ¿Por qué no, al mismo tiempo, este primer soñador no puede ser el sueño de un segundo? Sueños que se superponen, realidades que se mezclan y se solapan hasta llegar, supongo, a un nivel superior, donde descansa el soñador original y, a la postre, único ser real.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Stop. Pare, en serio. Soy hombre de ciencia y, esto que plantea, es ciencia ficción pura y dura. Para una novela puede ser un argumento interesante, incluso, diría, ya que menciona películas, que hay una con un argumento semejante, aunque sin mariposas gigantes ni osos parlanchines. Pero no, en mi disciplina no hay hueco para las fantasías de este tipo. Olvídese de esa interpretación, Eduardo. Nada de esto tiene que ver conmigo ni con usted. Me temo que el asunto que nos atañe es mucho más mundano, sencillo. Aquí no hay máquinas que esclavizan, duendes ni hombrecitos verdes. Hablamos de los recovecos de su mente, de sus traumas y sus miedos más arraigados. Algo guarda dentro que le hace soñar con esa reunión y ese paisaje irreal. En su grado de colaboración queda que podamos aclarar y solucionar este asunto. Cuanto más ayude, antes le daremos carpetazo y usted podrá volver a dormir tranquilo.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––De acuerdo, intentémoslo a su manera, doctor. Le escucho.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">El reloj de pared de la taberna marca las tres y treinta y tres. El psiquiatra, extrañado, comprueba la hora en su muñeca: son las cinco y cuarenta y un minutos de la tarde. Las horas no le cuadraban, pero la explicación es muy sencilla: el reloj del bar está parado, roto.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––En mi opinión, usted tiene un problema de personalidad. Quiso ser una cosa, escritor, publicista o banquero, no lo sé, pero de repente decidió cambiar y se vio atrapado en una vida que no le gustaba. Su futuro lo encontraba sombrío y vacío y a su alrededor se encontraban personas a las que no entendía; ni ellos, claro está, lo entendían a usted. Es solitario, distante y antisocial. Todo estos problemas persisten hoy en día y se corresponden, de manera alegórica, con los diferentes personajes y elementos que componen su pesadilla, Eduardo. Lo sabe bien. Malas decisiones pasadas que repercuten en el futuro. Pero todavía está a tiempo de cambiar, de borrar de un plumazo la vida que no le gusta y sustituirla por una que le convenza. Si quiere escribir, hágalo. Sirva también esto para si desea pintar o montar un bar de copas. El fin es lo de menos, lo importante es el medio, esa mentalidad de cambio de la que le hablo. Si necesita dinero, pídaselo al banco. Endéudese, arriesgue, gane, pierda. Viva. De este modo, saldrá adelante y dejarán de atormentarle pesadillas como la que me ha relatado y otras semejantes que, seguro, vendrían después de ésta. ––Calla, suspira, se alisa una vez más las arrugas de la camisa, sentencia––: Éste es mi veredicto y diagnóstico final.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">La sonrisa del paciente se ensancha, termina su vaso de agua: el café no lo ha probado. La película termina y vuelve a comenzar desde el principio, activado el modo repetición. El bar está mucho más lleno que hace una hora.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">––Es una manera de verlo, claro. Por eso le he llamado y para eso le pago. Quería oír justamente eso: una opinión práctica, facultativa. Sin embargo, he decidido ir más allá, someter esta locura a un análisis más profundo, a, llamémoslo así, una terapia de choque.</span></span></div>
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Se levanta, saca una pistola del bolsillo del pantalón, fija sus ojos en el psiquiatra, quien lo mira desorbitado, perplejo. Se ha agarrado a la silla, incapaz de reaccionar. Pasan unos segundos, unas pequeñas eternidades. Cuando el griterío se ha adueñado de la sala y el resto de clientes se levantan ya de sus sillas y escapan del local a todo correr, pegados a sus teléfonos móviles, Eduardo guiña un ojo a su psiquiatra y aprieta el gatillo.</span></span></div>
<div style="min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<br />
<div style="text-align: justify; text-indent: 28.3px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Cuando abre los ojos, una cabeza de caballo lo observa con atención. De fondo se oye goteo de agua. Está sobre una cama, tumbado. La habitación huele a sábanas recién lavadas. Fuera, está nevando. Se incorpora un poco, da una palmada en el hombro al chico, quien se quita la máscara y se limpia el sudor. Luego respira con calma, disfruta del aire que entra en sus pulmones, se acaricia las sienes y sonríe, complacido.</span></i></span><br />
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></span>
<br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><i>FIN.</i></span></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-82362968118402531752014-04-30T09:09:00.002-07:002014-04-30T09:09:41.758-07:00Avances.<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Últimamente estoy vago, algo despojo. Apenas escribo, aunque tampoco me preocupa en exceso. Es una novela que estoy escribiendo en ataques de locura, sin una gran constancia. Me acerco ya a las 70.000 palabras y la historia atraviesa un punto triste, vital. Veremos cómo sigue.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">"</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif; line-height: 24px;">Suspira, trata de serenar
su agitado corazón, de calmar su descontrolado pulso, pero es
incapaz de hacerlo. Palomas anónimas se desgañitan en el tejado. El
mundo gira, gira y gira. Las hojas caerán en otoño. Los amaneceres
sucederán a las noches y viceversa. La lluvia limpiará la
conciencia de unos y enturbiará la de otros. Todo seguirá yendo
hacia adelante, como siempre. Tristán mira a través de la ventana
en busca de unos ojos marrones moldeados en el barro primigenio, unos
ojos que sabe que lo observan desde algún lugar. Desde un punto
apartado de la realidad común, quizá escapados del universo tras el
espejo. Tristán intuye la mirada, pero no logra ver los ojos, aunque
sabe que son los de Penélope. Es la cuarta ocasión en que se suena
el <i>Réquiem </i>y, por primera vez en mucho tiempo, Tristán se
sorprende a sí mismo pensando en la idea de suicidarse".</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif; line-height: 24px;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif; line-height: 24px;">Hoy quiero dejar una canción, asociada de alguna manera a la obra.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif; line-height: 24px;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/cUU4ecRm7U8?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, sans-serif; line-height: 24px;">Un abrazo, <i>blogonautas</i>.</span><br />
<br />Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5993866517021346116.post-86398660411745787522014-04-16T22:46:00.000-07:002014-04-16T23:00:55.743-07:00Escribir.<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Son más de las seis de la mañana, he dormido poco y, no sé muy bien por qué, me he puesto a reflexionar sobre mi futuro literario. Me he mirado al espejo y me he preguntado hasta dónde llegaré. ¿Seguiré escribiendo historias el resto de mis días? La verdad, no lo tengo claro. De hecho, lo dudo bastante. Supongo que llegará un momento en que decida que ya he contado todo cuanto debía. O, al menos, en que mi producción decaiga mucho: a novela cada 2 ó 3 años. Estoy convencido. Desde 2011 he escrito 5 obras largas -una sin publicar- y 2 cortas. De entre todas, sólo una tiene un éxito real (que no económico), "Las mariposas aletean tres veces al atardecer", que se sigue vendiendo a un buen ritmo mes tras mes y ya lleva tiempo en el mercado; desde octubre del 2012, ni más ni menos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">¿Merece la pena escribir? Ni de coña. Tantas horas invertidas para tan nimio beneficio. ¿Me arrepiento de haber tomado el camino de la literatura? En absoluto. A mí me encanta escribir. Es una afición más, como la música, el gimnasio o, lo descubrí el otro día, los zapatos. Sí, me encantan los zapatos. Cosas de la vida. Entonces, ¿a qué viene todo esto? A nada en particular y, al mismo tiempo, a una necesidad de ofrecer mi posición de aquí al futuro. Me quedo como autor de Amazon, paso de las editoriales tradicionales. Desde <i>Ciudad de piedra</i>, mi segunda novela, decidí ignorarlas. Con las siguientes ni siquiera probé. Ni voy a hacerlo de aquí en adelante. No me interesa. Deseché la opción de ganarme la vida con esto, de llegar a ser profesional. Prefiero disfrutar escribiendo y no ser esclavo del mercado y, sobre todo, de las condiciones esclavistas que imponen las editoriales. Paso. Sé que podría publicar, quizá no en Planeta, pero podría. Pero, de verdad, no me interesa. Os prometo que rechazaría de cabeza cualquier oferta, a excepción de que me llegara una de Tusquets, editorial por la que siento debilidad. Ni Ediciones B ni Espasa ni nada de nada. Les agradecería el ofrecimiento y los mandaría a tomar viento. Hablo en serio. La experiencia con Amazon es excelente y estoy tan satisfecho que jamás aceptaría ese 10 % y encadenarme durante años a ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiDqm_iKUxDUeY3aa1CaA6a1Q3jxfqggbJQW6WcQUjWMPxXosqv0Ec5nJidtG-v-VX0LfdKrBvVroxjBShH3TL8JJmRu9mO_8aNpQNedrNUzXPGeW-V11TI4-tmbrRoCdPIrk6O7HG0gA/s1600/Tusquets.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiDqm_iKUxDUeY3aa1CaA6a1Q3jxfqggbJQW6WcQUjWMPxXosqv0Ec5nJidtG-v-VX0LfdKrBvVroxjBShH3TL8JJmRu9mO_8aNpQNedrNUzXPGeW-V11TI4-tmbrRoCdPIrk6O7HG0gA/s1600/Tusquets.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Queden estas palabras grabadas aquí. Si un día me convierto en un autor conocido, volveré a ellas para no caer en la tentación. El dinero sólo es dinero y, para mí, la literatura, no debe asociarse con el dinero. Es otra cosa. Una manera de sentirse vivo. De evadirse de esa realidad que, a veces, se empeña en tocarnos los huevos. De convertirse en Dios. Porque sí, porque este humilde mortal es capaz de crear mundos y dotarlos de vida. Moldear hombres y mujeres con sus penas y alegrías, amores y desamores. Sí, eso es. La literatura es mi particular forma de convertirme en Dios. En una de mis películas favoritas aprendí que, si alguien o <i>algo</i> te pregunta si eres un dios, tú has de responder siempre que sí. No soy yo quien para llevar la contraria. Sin embargo, si firmas con una editorial, los dioses pasan a ser ellos. Mal asunto.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Por cierto, que aún queda Raúl Frías para rato. Sin ir muy lejos, este año voy a publicar dos novelas. Una en formato digital; la otra, en digital y en papel, gracias al excelente servicio que brinda Amazon (no me llevo comisión, prometido). Una está ya escrita a la espera de revisión. Con la otra estoy en estos momentos: 65.000 palabras ya, aunque todavía le queda recorrido. Es lo más realista que he escrito y, aun así, existen pasajes que son <i>muy</i> <i>míos</i>. Os dejo con uno de ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">Siempre un placer, <i>blogonautas</i>.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">"<span class="Apple-style-span" style="line-height: 24px;">En las alturas el cielo
negro, estrellado. En el centro la luna, llena, espléndida,
gigantesca. Tristán está sentado en el borde de un puente de madera
destrozado en su zona intermedia. La otra parte se adentra en una
jungla oscura, profunda. Muy apartada. Parece un lugar
fantasmagórico. El chico admira la naturaleza a su alrededor: la
playa ubicada a su espalda, el mar inabarcable, profundo, misterioso
y oscuro, la inmensa extensión de terreno plagada de frondosos
árboles, la fina y confusa línea del horizonte. El mar luce en
calma: la superficie se asemeja a un gran cristal que reflectara la
negrura del firmamento. El silencio es raro, sepulcral. Similar al
que uno encuentra al pasear por un cementerio. Tristán conoce ese
silencio, lo experimentó cuando la idea del suicidio rondó por su
cabeza. En aquel tiempo visitó varios camposantos: pasaba horas
sentado en un banco, observando las tumbas, los nichos, imaginándose
a sí mismo en uno de esos agujeros, sepultado y olvidado por el
mundo. Lo que más le sorprendió fue hallar tumbas fechadas en los
años finales del siglo diecinueve. Algún día, Tristán sería una
de esas viejas lápidas que llaman la atención por su antigüedad.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="font-style: normal; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.8cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: small;">De pronto, un cuervo
negro se acerca volando y, describiendo círculos, desciende hasta la
otra parte del puente, posándose, majestuoso, sobre un saliente. Se
detiene, despereza, pliega las alas y fija sus ojos de fuego sobre
Tristán. Hombre y bestia se sostienen la mirada. El chico coge aire,
agita las piernas y, nervioso, se agarra con fuerza a la superficie
de madera. El pájaro abre el pico, emite un graznido agudo y calla
de nuevo, cediendo paso al silencio. Tristán respeta esa tregua,
meditabundo, pero pasado un rato se arma de valor y dice:</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="font-style: normal; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.8cm;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Verdana, sans-serif;">–<span style="font-size: small;">No logro
entenderle, señor Cuervo.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="font-style: normal; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-indent: 0.8cm;">
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: small;">El cuervo se agita,
excitado, alza el vuelo y se lanza en picado contra el mar, que lo
engulle como una boca hambrienta. Transcurren unos minutos, eternos.
Eso, suponiendo que el tiempo fluya de la misma manera en ese extraño
punto de la realidad. O de la irrealidad. Del mismo modo que el
cuervo surgió de repente sobrevolando el firmamento, la figura de
una mujer desconocida emerge de entre las aguas. Está desnuda y en
su piel se aprecian manchas negras, tiras viscosas arrancadas del
mar. Es rubia, con una larga melena rizada. De espaldas no logra
reconocerla, aunque Tristán siente un pálpito que se confirma poco
después, una vez que la chica ha escalado el puente y se ha sentado
con tranquilidad en el borde, imitando la posición de Tristán: con
la espalda erguida, las piernas colgando en el vacío y las manos
apoyadas en los peldaños de madera".</span></div>
Raúl Fríashttp://www.blogger.com/profile/02186572510478587789noreply@blogger.com4