Proyectos para este 2014

Es habitual plantearse a principios de año nuevo una serie de objetivos a cumplir que, dicho sea de paso, normalmente no llegan a materializarse. Así son las cosas, para qué nos vamos a engañar. Somos humanos y, como tales, nos puede la pereza, la dejadez o, a veces, el torrente de la vida nos lleva por otros derroteros.

Por mi parte, mis propósitos no son demasiado elevados. Dejar de fumar o apuntarme al gimnasio no cuentan porque ni fumo y ya hace más de años y medio que soy un habitual de las pesas. Tampoco bebo mucho y el amor no me interesa más allá de la ficción. Siempre hay una chica, claro. Pero de ahí al amor hay un trecho. Tampoco planeo ni me hace especial ilusión hacerme rico. Con ganar lo suficiente para tirar para adelante me vale.

¿Entonces, qué quiero? Me conformo con que mi vida londinense me siga dando satisfacciones. Quiero seguir mejorando mi inglés, algo que el tiempo hará, como ha hecho en estos casi nueves meses anteriores. Quizá me haga un tatuaje. Algo maorí modificado con símbolos referentes a mis novelas. Ya veré. Pero, sobre todo, quiero darme una alegría literaria. Publicar con una gran editorial molaría, pero no tengo tampoco esas miras. De dinero ni hablamos, porque eso es algo utópico. Me refiero más bien a una satisfacción personal, de seguir escribiendo y de que me guste lo que escribo. No es poco. Mi idea es sacar dos novelas este años, además de terminar el cuento para mi prima (es un regalo). Tengo terminado otro libro, que no verá la luz hasta mayo o junio. Pero ése no cuenta, porque lo englobo en el 2013.



Hoy mismo empiezo la primera de las dos. Un proyecto realista que escapa de los cauces habituales de mi literatura, aunque respetando mi estilo y mis obsesiones.

Como verán, yo no necesito alas, porque jamás he querido aprender a volar. Me gusta sentir el suelo bajo mis pies.

Un saludo, blogonautas.

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