En espera de la primavera.

En estos tiempos poco aptos para soñadores empedernidos, idealistas y, en definitiva, para aquellas personas más interesadas en la felicidad que en el dinero, uno se levanta en ocasiones con ganas de embarcarse en la primera expedición hacia la Antártida. A veces desearía convertirme en ese héroe de segunda categoría, en ese Robert Scott olvidado y heroico a partes iguales. Reflexionar frente al abismo rara vez sirve de algo, si es que funciona alguna vez. Por eso, porque quizá no exista solución ni futuro, lo menos que podemos hacer es afrontar la realidad con ánimo positivo, pues la vida, a veces, cambia en un segundo, mecida como esa hoja solitaria al compás que le propone el viento.

http://www.youtube.com/watch?v=Oo4OnQpwjkc

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