Palabras y más palabras.

Sigo con la novela a un ritmo razonable. Los furores iniciales desaparecieron, pero ahí sigo, dándole a la tecla. He alcanzado las 60.000 palabras, que no es poco. De hecho, Noctalia tiene 67.000. No tengo ni idea de hasta dónde me iré, pero todavía queda bastante. Menos de 80.000, lo dudo. Va para buen tocho. Mi tope son las 152.000 de El sueño de la mariposa. No creo que llegue a tanto, aunque no conviene descartarlo. Al ritmo actual (independientemente del tamaño final), debería estar terminada en, como mucho, dos meses. Para el veranito, como lectura de piscina y playa.

Hoy, os dejo un paisaje. Una parte de la novela transcurre en Londres y la ciudad, con sus luces y sombras tiene, en su ambiente gris, una magia innata que a veces es fácil pasar por alto.

"Alena amplia la sonrisa, se acerca a la ventana y mira fuera: decenas de casas unifamiliares de fachadas grises se apiñan unas contra otras. Hay algunos coches aparcados. Tres chicos esperan al autobús en silencio, enfrascados en sus propios pensamientos, escuchando música a través de grandes auriculares. Un gato negro se lame el pelaje tumbado sobre las escaleras de la casa de enfrente, cobijado de la lluvia por el tejadillo del porche".


Un abrazo, blogonautas ;)

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