Nanowrimo - 17 de Noviembre de 2020

Buenos días, blogonautas

Sigo a tope con el Nanowrimo. Ya terminé el primer relato de terror enmarcado en El Club del Misterio (21500 palabras) y ya estoy enfrascado con el segundo, del que llevo algo más de 12000. Superada mi meta inicial que eran las 30k. voy lanzando a por el objetivo impuesto por el evento, las 50k. Voy a llegar seguro, por muchos motivos, pero el principal es porque estoy disfrutando mucho escribiendo este tipo de relatos sencillos de estilo juvenil. Como dije desde el principio, la referencia es Pesadillas o Historias de la Cripta. Según me ha dicho mi más fiel lector beta, el efecto está logrado. 

Escribo cada día y, por supuesto, tiré por el retrete mi vieja regla de 1000 palabras al día, por exigencias del guión, claro. Ahora, mínimo, me voy hasta las 1500. Lo estoy llevando muy bien. Sigo sin forzarme demasiado (a veces lo hago en dos tandas), y la historia no se resiente en calidad, de hecho, no noto diferencia alguna. 

Estoy disfrutando como un enano del Quwerkywriter S. El teclado es pura inspiración. Creo que verlo sobre el escritorio, su mera presencia, me invita a sentarme y darle de manera compulsiva a las teclas. A escribir historias. A veces, sentirse agusto escribiendo es la mejor excusa para hacerlo. 

Un último apunte. Cambié de Mac para escribir. De un Mini de 2010 a uno de 2018. El cambio me ha salido por 200 libras y, así, me despreocupo de quedarme obsoleto; además, claro está, de ganar fluidez y velocidad. Me gusta mucho la nueva máquina, cumple muy bien con su cometido. 

Nada más. A quienes estéis dándole caña al Nano, mucho ánimo y fuerzas. ¡Se puede!

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